Capítulo 57.- Limpieza a cambio de felicidad

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¿Has soñado que caes al vacío? ¿Has soñado que te ahogas bajo el agua? ¿Que caes de un avión pero tu cuerpo nunca toca el suelo?... Pues así me sentía a la mañana siguiente. Apenas si pude pasar un trago de agua por mi garganta, Uno trató de decirme un cálido "buenos días", pero al verme, se limitó a sólo acariciar la cabeza de Bob y a servirle sus croquetas. Podría decir, en términos dramáticos, me sentía emocionalmente drenada, no sabía qué quería en ese momento con nada ni con nadie... Bob, aún siendo un perro, sabía que yo no me sentía bien... Buscaba mi mano para que pudiera tocar su cabeza y hacerle cariñitos, Uno lo notó igualmente e hizo un café lo suficientemente dulce como para calmar mis emociones encontradas. Quería mis propias respuestas y por qué estaba actuando así.


- Rapha me habló ésta mañana. -Cortó el silencio- Dice que vendrán por la tarde ya que alguien lo atacó en un bar anoche.-

- Y supongo que con "atacar" se refiere a que alguien lo ha golpeado con una botella en la cabeza, le dieron algunos puntos y mi madre exigió que volvieran.-

- Sí que eres muy inteligente, Al. Debemos limpiar tu casa antes de que lleguen.-

- Está bien. -Suspiré pesadamente- Yo me encargo de los cuartos de arriba y la piscina, tú de lo demás.-

- De acuerdo -Cruzó sus brazos- Mi madre suele decir que la limpieza es un buen método de relajación y distracción.-


     Y era cierto, mi madre cuando discutía con mi padre, se ponía a lavar los platos que seguían limpios o entraba a mi habitación para ordenar un poco. Tal vez la limpieza se apoderaba de mi cerebro y me ponía de un mejor humor.


- ¡Al! -Uno gritó desde abajo- ¡Bob acaba de abrir una de las gavetas y sacó la mantequilla de maní! ¡Está todo sucio!-


     Éste sí que era un estuche de monerías, ahora tendríamos que bañar al perro. Bajé por las escaleras, en busca del pastor alemán, quien ya me esperaba en la entrada de la cocina, sentado y moviendo su cola felizmente.


- Ese perro es un rebelde, justo como su dueño.- Uno miraba al perro con sus brazos cruzados sobre su pecho.

- A mi hermano no lo metas, ese perro no lo vio por suficiente tiempo, la culpa la tienen ustedes.-

- Buena esa, Al, tienes la inteligencia de los Allen. -Se cruzó de brazos, haciendo que sus músculos se notaran, junto con sus tatuajes.- Ahora tienes que bañar a ese perro.-

- Tú me vas a ayudar, él estaba bajo tu cuidado.-


     Una vez en el patio, el perro ya estaba en una bañera plástica, llena de agua jabonosa, esperando por que alguno de nosotros le quitara la mantequilla de maní del pelaje... Yo nunca había bañado a un perro.


- ¿Y bien?- Uno inclinó su cabeza a la izquierda mientras miraba al perro.

- ¿Y bien?- Uno inclinó su cabeza a la izquierda mientras miraba al perro

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My little best friend, "the famous"Where stories live. Discover now