Era mi mejor amigo... Tuvo que marcharse de la ciudad junto con su madre. ¿Por qué?, yo no podía entenderlo, era mi compañero de juegos, mi guardador de secretos y contador de historias... Te extrañaré Riley, vuelve pronto niño zanahoria.
Traté de...
Hoy daban de alta a Rapha... Yo emanaba felicidad por cada poro de mi pequeño ser, mis padres estaban más aliviados, Candace se ofreció a limpiar a Rapha, ya que aún no podía moverse mucho o los puntos se abrirían... Cameron tuvo que volver a grabar, pero ahora era otro trabajo, no quiso decirnos mucho de eso, que era una supuesta sorpresa... ¿El abuelo? Él se quedaría un par de semanas con nosotros para ayudar con mi hermano.
- Bien, Rapha, usarás la maldita silla de ruedas, quieras o no.- Señaló mi madre.-
- Rapha: ¿No me dejarán usar unas simples muletas?- La voz de Rapha sonaba molesta.-
- Podrías moverte mal y abrir un punto...- Contestó mi padre.
- Cada bala está fuera, ahora no corro peligro, por favor.-
- ¡NO!, calla, yo te empujaré hasta la salida...- Levanté mi dedo índice al cielo.
- Espero que no, no sabes la palabra y el uso "freno"- Mi hermano me miró seriamente, pero con humor.
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- Es cierto, no lo sabe, pero yo sí, y puedo asearte si lo necesitas, no se me va a dificultar... Tal vez me distraiga viendo tus músculos y las cicatrices.- Candace caminaba a mi lado, con sus manos detrás de su espalda para parecer "inocente".
- ¿Me pueden contratar a una enfermera? -Bromeó mi hermano-
- Yo lo haría gratis, así que - La rubia miró a mis padres- ustedes saben lo que hacen.-
- Calma la hormona niña... Mira que el atractivo de Raphael lo sacó de mi...-Señaló el abuelo, caminando tan sólo unos pasos frente a nosotros.
- Cierto Candace... Pronto me tocará ser esa pasa arrugada y amargada.- Mi hermano miró a la rubia.
- No hables así de tu abuelo, que primero me toca ser así a mi.- Siguió mi padre.
- Y cuando eso pase, espero estar muy lejos.- Bromeó mi madre.
Seguimos bromeando hasta llegar a casa, Diane nos esperaba fuera de casa con una tarta de manzana, la favorita de mi hermano. Entre todos bajamos la silla de ruedas de la camioneta y a Rapha.
- Me alegra verte de nuevo y completo Raphael.- Diane palmeaba el hombro de mi hermano.
- Pues ni tan completo Diane -Rapha tocó su estómago- estoy seguro de que tengo un agujero...
- De seguro esa tarta lo llena, ¿A que si?- Bromeó el abuelo John.
Entramos a casa con toda la calma del mundo, Candy y yo fuimos a mi habitación a ver un poco de TV y descansar, yo tenía noches sin pegar los ojos, ni siquiera 5 segundos, seguramente era un zombie viviente y nadie lo sabría. Sólo bajamos cuando Diane llamó para la tarta.
