— Lo sé perfectamente, por eso hago lo que hago —le respondí mientras rebanaba su garganta con el cuchillo que tenía en la mano que tenía libre.

Su sangre me salpicó las manos, por lo que eché su cuerpo hacia delante para apartarlo de mí y luego, sin poder evitar una mueca de asco, me limpié las manos frotándolas en la camiseta de mi última víctima. Según mis suposiciones aquel hombre era el último miembro vivo que quedaba en aquella base, por lo que relajé un poco la guardia y comencé a revisar los documentos que había en la habitación en la que me encontraba.

Tras varias semanas atacando bases de la organización de mi hermano había logrado obtener mucha información, sobre todo de a qué se dedicaban y los objetivos que trataban de conseguir. También me encontré con que era una organización mucho más grande de lo que me podía haber esperado en un principio, teniendo cientos de miembros y bases de operaciones en todo el país e incluso en múltiples países vecinos.
No podía entender cómo mi hermano había logrado crear un grupo tan grande y poderoso en estos años… era casi como si hubieran aparecido de la nada. De ser un pequeño grupo de asesinos pasaron a ser una de las organizaciones criminales más importante del continente en cuestión de unos cuantos años gracias a absorber a otras organizaciones más pequeñas que la suya.
Pero lo más inquietante era su secretismo. En sus documentos, e incluso entre los propios miembros, apenas daban detalles de sus operaciones. Por culpa de esto, sabía de la existencia de un plan que llevaban urdiendo desde hacía un par de años pero no sabía de qué podía tratarse.

Cuando estaba a punto de terminar de revisar los últimos documentos de la habitación, sentí de repente una presencia detrás de mí. Mierda, había bajado la guardia. Sin darme tiempo a reaccionar, esa persona me rodeó con sus brazos por la cintura para acercarme a él y abrazarme.

— Hace tiempo que no nos vemos, hermanita —me susurró al oído.

En el mismo momento en el que su voz penetró mis oídos, un escalofrío recorrió mi cuerpo sin poder evitarlo. Para evitar mostrar miedo o debilidad traté de crear distancia entre los dos, cosa que él impidió apretándome contra él con más fuerza. Puso su rostro en el hueco entre mi cuello y mi hombro y lo sentí aspirar mi aroma, por lo que, con repugnancia, giré la cara hacia el otro lado.

— Últimamente has estado jugando a un juego bastante peligroso. Cuando me enteré de que estabas buscando información sobre mí pensé que quizás querías que nos reencontrásemos, por lo que lo dejé pasar. Incluso tras destruir las primeras bases de operaciones hice la vista gorda y no le presté atención, pensando que mi pequeña hermanita no sería tan estúpida como para tratar de hacer daño a la organización que tanto me había costado crear y que sólo estabas intentando llamar mi atención… Pero has llegado a un punto en el que ya no puedo ignorar tus provocaciones.

Sin avisar, mi hermano me liberó de su agarre y me empujó hacia delante con bastante fuerza, lo que provocó que perdiera ligeramente el equilibrio y estuviera a punto de caerme al suelo. Reaccioné rápidamente, girándome e intentando clavarle mi cuchillo, pero él lo paró por completo con los dedos pulgar e índice de la mano derecha.

— No es de buena educación intentar apuñalar a alguien sin previo aviso —dijo él con una amplia sonrisa y sin pestañear—. No recuerdo haberte educado de esa forma.

Su expresión era de lo más macabra, pero no dejé que me intimidase: yo también sabía jugar a ese juego.

— No creo que sea peor que las cosas que has hecho a lo largo de tu vida —le respondí.

Mientras le respondía, creé un cuchillo de sombras en mi mano e intenté clavárselo en el costado, a lo que él reaccionó deteniéndolo de la misma forma que el anterior.

— Vaya, eso sí que no me lo esperaba —dijo mirando sorprendido hacia el cuchillo que había creado—. Y tienes razón, yo hago cosas mucho peores, pero al fin y al cabo es mi trabajo, por lo que me lo puedo permitir.

Durante unos segundos nos quedamos mirándonos el uno al otro con una calma asesina hasta que él soltó mis dos cuchillos y habló de nuevo:

— Esta es tu última oportunidad, tras esta me olvidaré de que eres mi hermana y tendré que matarte.

— Eso es si no te mato yo antes —solté en un grito de rabia.

Activando [Magia de las Sombras] con la máxima potencia posible, hice que mi propia sombra se expandiera hasta que cubrió toda la habitación de oscuridad, y pocos segundos después comenzaron a brotar de todos lados figuras humanoides.

— Prepárate, esta vez daré lo máximo de mi misma —dije mientras una sonrisa perversa comenzaba a aflorar en mi rostro.

[Grimbur's POV]
[Actualidad]

Utilizando toda la energía que me quedaba, asesté el golpe definitivo al dragón eléctrico que se encontraba frente a mí y su cabeza rodó por el suelo.

Ya habían pasado varios días desde que había entrado en el Palacio y las peleas continuas comenzaban a provocarme un enorme agotamiento físico y mental. Debido a esto, decidí que esta fase sería la última en la que participaría antes de retirarme.
Cuando aparecí otra vez en aquel espacio en blanco y rechacé la oportunidad de continuar una enorme bolsa dorada apareció delante de mí, pero antes de que pudiera alcanzarla comencé a oír una voz en mi cabeza que conocía perfectamente:

— Hijo mío, debo informarte de una triste noticia. Tu amada Liril ha perecido a manos del [Héroe] caído durante su estancia en el Palacio. Desgraciadamente, no pude hacer nada durante el enfrentamiento para ayudarle ni pude avisarte hasta que decidiste salir por ti mismo. Te digo esto para que sepas lo que ha pasado, y para que decidas lo que debes hacer a continuación —dijo la voz de Irathel.

Al oír aquellas palabras no supe cómo reaccionar. Sin fuerza para mantenerme de pie, caí sobre mis rodillas y comencé a recordar todo por lo que había pasado con Liril.

No podía dejar ese crimen impune.

No podía dejar que Aiden siguiese con vida.

Héroes enemigos supervivientes:215

I'm (Not) A Hero (Pausada Hasta Nuevo Aviso) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora