Capítulo #18

901 132 12
                                    

Me gusta sentarme cerca de la ventana hay un pequeño árbol, el cual se llena de pájaros de todos los tamaños y colores, observó a uno en específico; intento dibujarlo, pero no me sale bien más que un pájaro parece un perro atropellado, en eso estoy cuando tocan mi hombro.

Adam está detrás de mí y me regala algo así como un intento de sonrisa, pero lo ignoro ― ¿Estas molesta conmigo? Cuestiona sentándose a mi lado y lo miro sonriendo. ― ¿Por qué iba a estarlo?, ¡no me has hecho nada! Explico y sigo con mi intento de dibujar el pájaro, el profesor llega y apenas le escucho, la hora se va rápido y finalmente conseguí hacer un dibujo más o menos bonito del pájaro. ―No sabía que dibujabas tan bien ―dice Adam quien toma mi cuaderno y observa los dibujos.

―No te burles. Digo molesta entonces él le da vuelta a la hoja se acerca a la ventana y comienza a dibujar un pájaro a diferencia del mío el suyo parece una obra de arte y no puedo evitar sonreír al verlo. ― Es un obra de arte. Digo mientras miro con impresión el dibujo. "― Es para ti―dice encogiéndose de hombros." ―Muchas Gracias. Digo con una sonrisa que abarca toda mi cara, me siento ridículamente feliz.

―No había conocido a nadie que se alegrara tanto por un dibujo como tú ―dice sonriente y yo me sonrojo que el me lo diera era lo que lo hacía tan especial ―. ¿Quieres acompañarme a recoger unas cosas?, ¡solo tomara un rato!, ¡claro si no estas ocupada! ―exclama, pero no lo creo. Siento que estoy soñando, si seguro es eso entonces sin pensarlo mucho me doy un pellizco y grito de dolor; Adam me mira extrañado, pero luego comienza a reír.

―No estas soñando Marinna ―dice en medio de sus risas y el color rojo vuelve a mí.

― ¿Y Stella? Pregunto confundida. ― ¡Hey tranquila! Solo te invito a que me acompañes a traer unas cosas no pido que te cases conmigo ni nada. Explica y me siento ridícula, pero articulo un suave: ― Esta bien te acompaño. En todo el trayecto a su auto me siento nerviosa y una vez dentro de este siento que me derrito de emoción, siempre soñé con este momento sin poder evitarlo miro que tan amplio es el área de atrás del carro, Adam observa mis rarezas en silencio y me sonrojo en cuanto observo que si hay mucho espacio para intimidar en la parte de atrás y me quiero morir seguro me baja de su auto si supiera lo que voy pensando. Llegamos a una casa cerca de la universidad y Adam recoge algunas cajas y yo le ayudo, una vez que la subimos, volvemos al auto, pero Adam no me lleva a la universidad, sino que a un centro comercial y me invita un helado, yo le agradezco unas siete veces por el helado y el solo se ríe de mí.

―Creí que me odiabas y me sentí mal. Si alguien como tú me odiaba debería ser porque realmente soy alguien malo, siempre estabas ahí sonriendo aun cuando no hay razón para sonreír y de repente ya no. Solo te alejaste ―dice mientras mira el techo y mi corazón exploto.

― ¿Por eso estamos aquí?, ¿por qué te sientes culpable? ―pregunto dolida.

―Tú nunca entiendes lo que digo y ¡no!, ¡no estamos aquí por mi culpa!, ¡estamos aquí porque te extrañaba! Y así de fácil me quedo sin mandíbula y todo lo que puedo decir es: ― ¡Eres un imbécil!, ¿por qué siempre haces esto?, ¡dices que no me quieres y luego me dices esa cosas!, ¿y yo nunca sé que creer?, ¡no me interesan tus juegos! ―digo por último mientras me pongo de pie dispuesta a marcharme lejos pero su mano me atrapa y seriamente dice ―Si te quiero y mucho es solo que no de esa manera. Lo miro y trato de calmarme.

―Enserio lamento no poder corresponderte ―dice luego aun aferrando mi mano a la suya.

―Discúlpame yo también lo lamento, yo tampoco te quise llamar imbécil, no eres un imbécil, eres muy lindo en realidad. Digo sonriente y entonces él comienza a reírse; como siempre mi corazón comienza a latir al compás de su risa sin consultarme, de repente me siento en las nubes verán para mí ver a Adam reír siempre será un maravilloso honor.

― ¿Soy lindo? Cuestiona mientras me acerca a él, no contesto simplemente observo boquiabierta su rostro que está a tan solo unos centímetros del mío, pero casi al instante bajo la mirada, entonces en un acto rápido y delicado Adam sostiene mi barbilla y me obliga a verle. ― ¿Soy lindo? ―pregunta una vez más y yo siendo incapaz de contestar simplemente asiento con la cabeza.

―Gracias ―dice inclinándose y dejando un suave beso en mi mejilla. Todo mi cuerpo se paraliza, lo veo marcharse con una sonrisa en su rostro que me recuerda a la luz del sol, una sonrisa que ilumina y ciega. <<adieu mon soleil>>

Los novios no caen del cielo..!Where stories live. Discover now