Tienen dinero, poder e influencia.
Durante el día, rigen en la escuela. Por la noche, controlan las calles más peligrosas de todo Seúl.
BLACKPINK y BTS son conocidos por odiarse a muerte y pelear constantemente por el liderazgo absoluto de la ciudad...
Lisa terminó de alisarse el pelo y bajó las escaleras de casa ya embutida en sus pantalones de cuero preferidos. Arriba optó por un top sin mangas de estampado rojo de serpiente y en lo alto, su chaqueta de racing de la suerte.
Como de costumbre, no había nadie en casa a quien avisar de que iba a salir. Tampoco nadie de quien despedirse o que se preocupara por ella mientras estaba fuera.
A veces se preguntaba si le dolía más el exceso de silencio o de vacío que había en aquella casa.
Era por ello que siempre acababa reuniéndose con las chicas por la noche en busca de distracción. Aunque esa era solo una de las razones, la menos importante quizá.
Porque la verdad era que a ella lo que más le gustaba era la adrenalina y la libertad que sentía cuando estaba con BLACKPINK.
De repente, el sonido de un claxon la sacó de sus pensamientos y escuchó la voz irritada de Jennie gritándole a todo pulmón desde las afueras de la mansión de los Manoban que se diera prisa y moviera el culo hasta el coche de una puñetera vez.
Ella, que nació simpática la chica.
Lisa agarró su bolso, configuró la alarma y salió de casa. Cruzó el jardín y tras los barrotes metálicos que rodeaban los más de 2500 metros cuadrados de la mansión, se encontró con los deportivos de dos puertas de Jennie y JiSoo esperándola en la entrada.
—¡Ya era hora, guapa!
Puse los ojos en blanco a la par que dejaba salir una pequeña risa de mis labios y me metí en el Aston Martin bandage de Jennie, mientras que JiSoo y Rosé iban montadas en el Ferrari California T de la mayor.
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—¿Qué perfume te echaste? Hueles muy bien.
Lisa ladeó una sonrisa.
—Hoy es un día especial, así que me he echado un poco del tuyo.
Jennie lo pilló inmediatamente y una carcajada salió de sus labios antes de girar la llave en la toma de contacto para arrancar el motor.
—Eau de Chienne —dedujo con orgullo. Perfume de perra, la mejor elección sin duda alguna.
