Cap. 15 - La rama dorada - Nivia

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Bosque de Wicklow Irlanda.  




— Lance, tu águila se está desplazando.

Al oír aquellas palabras, el joven se levantó de su lecho como impulsado con resortes y salió de su diminuta tienda tallándose fuertemente los ojos, después se lanzó como ave de rapiña sobre los artículos del campamento que estaban regados entorno a los restos de una fogata y comenzó a meterlos en su bolsa de viaje. Echaba breves y obsesivas miradas al cielo mientras retiraba las varas que sostenían la tela de su bolsa de dormir, luego la enrolló para atarla con una cuerda mientras su madre hacia lo mismo con su propia bolsa. Gentilmente, la mujer le dio los buenos días a su hijo y luego lo ayudó a terminar de levantar el rustico campamento. Athan solo los miraba con impaciencia desde un lugar cercano y elevado.

— Llevan demasiadas cosas — dijo el griego y Lance, en su desesperación pareció estallar.

— Cállate y ayúdanos a levantar todo — el joven tomó aire y se calmó para añadir —. ¿A dónde se dirigió el águila?

Athan solo apuntó al cielo del norte y dijo así.

— Se fue hacia allá — luego echó una mirada en la dirección indicada y añadió —. Me siento el más grande idiota persiguiendo un águila para ver a donde nos lleva. Siempre que perseguí aves en el pasado fue para comerlas, no para interrogarlas.

— Athan — lo detuvo Lance poniéndose enfrente —. No comeremos animales de este bosque y esa ave nos va a llevar directo al mago, confía en mí.

— ¿No comeremos carne? — preguntó con desesperanza el griego —. ¿Ni siquiera una ardilla? Yo necesito la carne para mantenerme fuerte.

Lance ya no respondió, sino que comenzó su caminata hacia el norte y Nadejha al paso lo reconfortó de este modo.

— No necesitas la carne para estar fuerte. Además, yo sé que te comes gustoso absolutamente todo lo que sea comestible, incluso lo que no tenga carne. Solo sé paciente, pronto llegaremos a nuestro destino y todos nuestros sacrificios valdrán la pena.

— No soy una vaca... no puedo comer solo hojas.

— Cuando salgamos de este bosque te prepararé un cerdo entero.

— Esa voz me gusta.

Nadejha le sonrió y enseguida ambos comenzaron la marcha para seguir a Lance, quien parecía obsesionado con un águila de plumaje blanquecino que había sobrevolando el bosque de Wicklow un par de días antes. El ave los había conducido con rumbo del norte, a la región más fría y húmeda de Irlanda, donde los bosques se hacían más tupidos y oscuros. Había peligrosos clanes en aquellas tierras pero el ave siempre parecía saber por dónde ir para no para no cruzar en su camino con las armas de los fieros cazadores del norte.

Perseguir a aquella ave resultaba ser una tarea muy cansada para Nadejha y muy aburrida para Athan, pero ambos aguantaban perfectamente y seguían a Lance aunque no comprendían exactamente por qué.

— ¿Pescado si podremos comer? — rompió el silencio Athan y Lance se detuvo para mirarlo primero a él y luego a su madre.

— Comer pescado está bien — respondió finalmente —. ¿Porque lo preguntas?

— Porque hay un lago al frente y es uno muy grande.

Lance alzó la vista y enseguida dirigió sus pasos hacia aquel lugar. No estaba seguro de que aquella fuera la dirección correcta pero la falta de certeza no fue un impedimento, el joven tenía ya varios días siguiendo solo su instinto y aunque aún no llegaban a ningún lado, todavía le quedaba al muchacho algo de fe como para seguir.

El Imperio Sagrado II: Los hijos del oscurantismoWhere stories live. Discover now