Capítulo 44: plumas negras...

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Gabriel empuja la puerta de su casa; le extraña que ésta esté abierta; así que entra con paso prevenido. Una cantidad incontable de plumas negras se enfilaba por todo el piso de la mansión; una sobre otras las plumas azuladas recreaban un camino que conducían a su habitación. Casi corriendo cruzó la puerta de su cuarto. Lo que vio a continuación le conmovió en gran medida.
Acurrucado en un rincón con sus hermosas alas negras abiertas, estaba franco; su rostro invadido por venas doradas y sus ojos completamente negros, mostraban los estragos del veneno de las mariposas de oro. Franco sacudió sus alas en un intento de ocultarse de la mirada de Gabriel quien se acercó lo recogió en sus brazos y le ayudó a levantarse.
En el momento en que tuvo contacto con él; franco recuperó su apariencia añeja y consternado se arrodilló a sus pies.
Franz: - lo siento mi señor.
Gabriel lo levanta y ahora es él quien se hinca
- perdóname tú a mí por no liberarte de tu condena.

El brazo de franz se extendió hasta llegar a la mano de Gabriel, y mientras esté se levanta descubre a su hermano Franco sonriéndole al final de este apretón de manos.
Franco: - por fin nos reunimos. Dice sonriendo.
Entonces se acerca a la cortina y la abre; el atardecer estaba en su cumbre.
Franco: - ¿lo tocarías para mí?
Gabriel levantó su chelo del atril, se quitó sus guantes, empuñó el arco y dio inicio a su melodía.

la Laguna de bataviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora