Capítulo 15: Franchezco Mouar...

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Samuel deambulaba por el edificio; cada rincón evocaba un recuerdo de su vida pasada.  Cada una de sus amantes, cada uno de los amaneceres que lo atraparon con una dama en su pecho desnudo. Le sería difícil cuantificar  las  veces que amó , pues para él  el  amor  no era mas que un  ritual cósmico, de eclipses nocturnos, únicos en su tipo, que le  permiten al hombre ser dueño de  su  análogo femenil. Tal vez no era la postura más ética; pero sin duda alguna era estética por excelencia. Jamás había rechazado un cuerpo, aunque careciese de gracia estandarizada, para él toda mujer era una obra de arquitectura sensual, pues eran sus sentidos los que se extasiaban con el posar de una mariposa articulada por instinto: olores, texturas, sabores, movimientos; todos y cada uno de ellos consagrados en un solo evento: la transmutación del espíritu.
Samuel no soportaba la sensación del encierro, así que corrió las pesadas cortinas rojas; termino la tarea y se tumbó en el sofá. Entonces, advirtió que la puerta de la habitación de su hermano se abría y un personaje desconocido para él salía del lugar, seguramente era el mayordomo, pues llevaba un balde y toallas.
Samuel se puso de pie y siguió al hombre que apresuraba el paso hacia el baño. Se le interpuso en el camino y le dijo:
- ¿Quién eres?
Franz pareció no escuchar la pregunta de Samuel. Pues tan solo le esquivo y tomó rumbo hacia la habitación de Gabriel.
El insistente Samuel lo escoltó hasta el lugar. Al entrar a la habitación vio como su hermano sostenía una toalla ensangrentada en su mano.
-buenos días hermano, veo que aún te auto medicas la inmolación para purgar tus condenas.
Gabriel ignoro el comentario de su hermano, y mientras se vestía le dijo:
-buenos días.
Se calzó sus guantes, tomo su cello, y salió apurado.
Samuel se quedo en la habitación con franz quien después de un largo tiempo respondió:
-Soy Franchezco Mouar. Pero puede llamarme Franz si así lo desea.
He escuchado su nombre antes pero no recuerdo en donde.
Ambos salen de la habitación. Franz lleva consigo un balde.  Intrigado Samuel lo sigue hasta una estancia a las afueras de la mansión.
Franz saca las llaves de su bolsillo y abre el candado, empuja la rustica puerta y entra. Se sienta sobre un banco de acero, y comienza a tallar. Samuel lo observa de lejos
El lugar esta repleto de estantes que sirven de aposento a hermosas estatuillas de cristal.
Samuel contempla los detallados relievillos.
-¡Ya recordé! Usted es el escultor del bosque de las cigarras.
Franz: - me sorprende que conozca mi obra.
Samuel: - como no conocerla si es la escultura de cristal mas apetecida en el mundo.
Franz:- sólo es un mito.
Samuel: -¿donde está? Dice con mirada turbia
Franz: - custodiada por el áncora.
Samuel: - ya veo… un poco arriesgado ¿no lo cree?
Franz: - ahora que usted esta aquí, tal vez sí lo sea.

la Laguna de bataviaWhere stories live. Discover now