la Laguna de batavia

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Desde la muerte de su madre Náyade no es la misma; se pasa las horas mirando al vacío, dibujando imaginarios en el aire. Hay quienes dicen que cuando alguien se marcha debes dejarlo ir, que la vida continúa; pero ¿como continuar sin la persona que te dio la vida?; debe haber una forma claro está; sin embargo encontrarla no es fácil; porque cuando el espacio de verdad parece infinito y el tiempo se distorsiona a través del cristal de la ventana solo queda buscar un rincón abandonado del mundo acurrucarse y esperar por la vida, esperar por la muerte… Que más da.

Esta joven, ha tenido que cruzar el túnel hosco de la soledad, y, aunque fue valiente en el primer tramo, ha quedado varada por culpa de sus dudas a centímetros del final. Se ha sentado a esperar por alguien que le indique el camino de regreso a la reconfortable cotidianidad, pues no se siente capaz de encarar el futuro fortuito. No sin su ser mas más amado. En ocasiones, la luna la sorprende mirando al mismo rincón de la noche anterior, mientras ella, construye una vida con sus memorias. Así es pues como ha descubierto cuán hondo es el mar de los recuerdos, ese océano memorable en el que no flotarás por mucho tiempo, pues la arena del reloj se acumulará en tu pecho hasta hundirte.

Una fría mañana de agosto se encontraba tendida sobre el hermoso sofá de terciopelo negro, hablándole a la soledad.
La puerta rechinó, dejando entrar a uno de tantos mensajeros del destino.
Náyade perdida entre sus pérdidas, no se percató de la presencia del hombre que se acercaba, hasta que éste le susurró:

-¿Porque lloras?
Náyade se reincorporo rápidamente, secando sus lágrimas. Y contestó:
- ¿llorar? Hace mucho que perdí la capacidad de hacerlo.

El hombre, que conocía su temperamento comprendió que ese no era ni el momento ni el lugar para consolar o compadecer. Así que fue directo al grano.
-Como ya sabes, hoy se cumplen dos años de la muerte de Ángela, tu madre, y es su voluntad que partas lo más pronto posible a Batavia, lugar donde ella nació.

A ella no le sorprendió mucho la decisión de su madre después de todo, ella le había demostrado que como buena poetiza que era, su mundo completo danzaba entre la locura y la cordura, por lo tanto sus decisiones no obedecían ningún orden ni moral.

la Laguna de bataviaWhere stories live. Discover now