QUEMA ESTE AMOR (COMPLETA ✓ ) (editando)

CAPÍTULO 19

¡Carajo! Casi he olvidado que Keins McGregor y yo teníamos que hacer un trabajo juntos.

Trago en seco mientras mi madre avanza y saluda al castaño quien fingidamente le aparenta ser alguien muy amable.

—¿Eres compañero de mi hija? —pregunta mi madre curiosa.

—Así es, hemos quedado para hacer un trabajo juntos —estoy muerta de miedo al ver como desvía su mirada hacía mí.

Mamá hace pasar a McGregor a la casa con toda la confianza del mundo, mientras que yo yazco aquí de pie sin poder siquiera moverme.

Mi madre sale en mi búsqueda.

—Julia, entra cariño, ¿Qué haces ahí parada? — intento conservar mis emociones a raya y procuro mantenerme serena mientras entro a casa, mis ojos buscan de inmediato a Keins y lo encuentro ya instalado en la sala de estar siendo atendido por mi madre. Pretendo escabullirme hasta mi cuarto pero mi madre me sorprende. — ¿A dónde vas, Julia? —inquiere mientras le sirve un poco de limonada al pendejo de Keins quien parece divertido con toda la situación.

Trago saliva un par de veces y luego respondo —Voy al baño un segundo, mamá. Ahora vuelvo. — Subo las escaleras con desesperación y en cuanto estoy en mi habitación, saco mi celular y marco el número de Darren.

—Hola amor... —responde Darren en cuanto abre la llamada.

—Keins está aquí —le suelto de tajo.

—¿Que?

—Cuando vine a casa con mi mamá ya estaba aquí esperándonos. —sopeso.

—Voy saliendo para allá, Julia, tranquilízate e intenta no quedarte a solas con él ¿Entendido? —le escucho decir agitado tras la línea.

—Por favor, no demores—le suplico.

—Tranquila amor, no demoro. —mi madre tras la puerta me interrumpe y me veo obligada a cortar la llamada.

—Julia, Keins dice que deben empezar ya el trabajo porque es muy largo —me interrumpe mi madre del otro lado de la puerta.

Maldigo por lo bajo mientras los nervios me hacen caminar de un lado a otro sin saber que hacer o que excusa poner para no bajar mientras Darren llega.

—Ya salgo—digo con la voz temblorosa para que mi madre finalmente se vaya.

Me miro en el espejo intentando calmar mis nervios, salgo de mi habitación y bajo las escaleras, Keins se encuentra merodeando con la mirada la estancia, como si inspeccionara o buscara algo.

—¿Se te perdió algo? — suelto sin pensar, aunque un segundo después me arrepiento.

Él se gira y me mira.

—¿Vives sola con tu madre?

—No.

—Bonita foto de cuando eras niña —manifiesta con voz jocosa mientras señala el retrato que mi madre capturó cuando era aún una pequeña de tres años. —¿Te estabas meando o cagando de miedo allá arriba? —se burla.

—Que no se te olvide Keins que estas en mi casa —le aclaro — Así que me haces el favor y me respetas o te largas de aquí —me sorprendo a mí misma por la imponencia en el tono de mi voz.

Él suelta la risa y hace una especie de mueca.

—Hija...—me giro sobre mis talones encontrándome a mi madre hurgando algo en su bolso. —En la cocina hay más refrescos y frituras por si se les antoja.