¿Y ahora qué?

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Tres semanas han pasado desde que lo sé. Y mentiría si dijera que no quiero acudir en su busca. Quizá sólo verlo, saber que esta bien. Y Max... mi pequeño Max. ¿Cuántas noches habré soñado con él? Saber cómo es su rostro, su voz, su carácter... si como Rafa, se parece mas a Alexander que a mi o si por el contrario tiene mis rasgos o una personalidad extrovertida. 

He estado tentado todos estos días a simplemente aparecer en las clases de tiro con arco de mi hijo, o ir por libre en su busca. Sin embargo, siempre me echo atrás. ¿Qué diría? Esta claro que me abandonó porque sus sentimientos hacia mi no eran reales. No habría huido de forma tan vil si fuese de otra manera. Alexander se marchó el mismo día que se hizo oficial la ley para la liberación de esclavos, su nombre en todos los telediarios y periódicos por ser el primer esclavo voluntariamente liberado por su amo. Y tonto de mi... llegué a casa y la encontré vacía. 

Lo liberé y lo perdí. Y quizá es porque nunca lo tuve. No realmente. 

¿Quién sabe? Quizá tiene una pareja ahora, una real a la que pueda permitirse amar libremente. Incluso puede que haya tenido otros hijos, que Max tenga algún hermano. O un proyecto de vida. Quizá Rafa y yo seamos sólo parte de su pasado.

¿Qué hago suspirando todavía por un hombre que me abandonó hace mas de cinco años? Es patética la idea de pensar en volver a él, ni siquiera en busca de explicaciones. Cada vez que mi parte mas valiente está decidida a acudir en su busca, mi parte mas negativa acaba frenando mis pasos, la razón venciendo al corazón. 

Por otra parte, pienso que es casi imposible que no haya reconocido a su propio hijo. Rafa es, física y emocionalmente, muy similar a él. Y joder, pagué una matrícula, tiene los datos del niño. Tiene que saber que es su hijo. A veces pienso que no quiere saber nada de él, pero luego oigo a Rafa hablar tan bien de su profesor y de cómo lo trata que ese pensamiento se me va de la cabeza. 

He pensado incluso en sacar a Rafa del club de tiro. Alejarlo de Alexander, por precaución. ¿Y si un día decide llevarlo con él?¿Y si igual que él desapareció, vuelve a hacerlo, llevando a nuestro hijo con él? Creía conocer bien a Alexander, y se que si dejó a Rafa atrás no fue porque no lo quisiera. Probablemente no sabría dónde acudir con un niño de menos de dos años y un embarazo casi a termino. 

Creo que voy a volverme loco de tanto darle vueltas a la cabeza así que un día, armado de un valor que ni siquiera se de donde saco, aviso a Felix para que no vaya a por Rafa a la escuela. Estoy a punto de volver a llamarle una docena de veces para deshacer el cambio, pero cuando quiero darme cuenta ya es tarde. El muchacho no llegaría a tiempo ni queriendo. Siempre puedo llevar a Rafa a la biblioteca en lugar de a sus prácticas. Le encanta ir allí y perderse durante horas.

-¡Papá!¡Has venido!- No puedo evitar sonreír ante la emoción de mi chiquillo, revolviendo sus cabellos. -Claro que si. He terminado pronto el trabajo para poder llevarte a tus prácticas de tiro, ¿qué te parece? Así veo lo bien que te está yendo. 

Asiente enseguida animado por la idea y le paso un paquete con su merienda nada mas subir al coche, empezando a conducir el largo camino hasta las afueras de la ciudad, donde se encuentra el club de tiro. Agradezco que Rafa siempre tenga algo que contar y me distraiga de mis pensamientos, porque sino voy a hacer un hueco en el volante del tic nervioso que tiene a mi dedo dando golpecitos constantes. 

Cuando media hora mas tarde llegamos al lugar, mis piernas se sienten como si fuesen de gelatina, pero Rafa no me da un respiro cuando tira de mi mano en dirección al edificio, guiándome por puertas y pasillos hasta un vestuario. 

Le ayudo a ponerse el protector de pecho, aún recordando cómo se hacía de cuando llevaba a practicar a Alexander. Repito la acción con el soporte para flechas, cómodo y moderno aferrado a su pantorrilla, mucho mejor que los viejos carcajs a la espalda. -Bien... estas listo, campeón. A disparar. 

I dreamed a dreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora