El primer intento

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Una alarma suena en mi teléfono. Observo la nota marcada en el calendario. El primer día fértil de Alec. 

No necesito una alarma que me lo recuerde, se perfectamente el día que es, lo que debemos hacer. Me giro hacia el otro lado de la cama, viendo al hermoso ángel que reposa allí, desnudo de cintura para arriba, sus profundos ojos observándome aún medio adormilado. -¿Qué es? 

Niego, acercándome a darle un suave beso en los labios. -Nada... vuelve a dormir. - Noto su fuerte brazo alrededor de mi cintura, atrayéndome mas hacia él y sonrío, acomodándome a su lado. Anoche nos quedamos despiertos hasta tarde. -Recuérdame que nunca mas te rete a soportar una maratón de 'El señor de los anillos'. -Oigo su risa, suave y profunda y siento su pecho vibrar en sintonía. Sonrío, cerrando los ojos de nuevo. Hay mucho día por delante. 

Cuando al fin salimos de la cama es casi mediodía. Presidente Miau nos observa enfadado desde su reino, el respaldo del sofá. Su cuenco de comida, a mis pies, completamente vacío. Alec le acaricia la cabeza hasta conseguir un ronroneo mientras yo le pongo de comer. -Gato caprichoso. 

No hemos vuelto a tener sexo desde aquella vez, pero nuestra relación ha mejorado desde aquel día. Claramente no somos amantes, pero creo que al menos podemos considerarnos buenos amigos. Me ha quedado claro que Alec confía en mi, y dado que prometimos no callar información u opiniones, las decisiones respecto a nuestra situación están claras. Porque no es la situación de Alec. Él será el mas castigado si algo sale mal, pero esto es asunto de ambos. Ambos estamos condicionados aquí, aunque él lo esté mas que yo. 

Preparo algo de pasta boloñesa para ambos, el plato de Alec mucho mas lleno que el mio. Sé lo mucho que llega a comer, y si tenemos que emplearnos a fondo hoy, mejor que esté lleno de energía. 

-¿Pretendes cebarme? La idea es que engorde por un bebé, no por spaguetti. -Río levemente, negando. -Tienes que coger fuerzas. Come y calla, desagradecido. -Le guiño el ojo, aliviado de que podamos bromear con el tema. No es bueno que estemos pensando todo el tiempo en esto como algo malo... al fin y al cabo será un bebé lo que salga de esto, una pequeña personita con su corazón y sus sentimientos... un pequeño que merece ser amado pese a las condiciones en las que va a ser concebido. Él no tiene la culpa.

Algunas veces me sorprendo a mi mismo imaginándolo, no como bebé sino como niño. Un pequeño de ojos claros y sinceros, piel blanca y pelo oscuro y desordenado. Por algún motivo no veo mis rasgos adecuados para un niño, pero Alec... él es perfecto. Aunque se que la genética no está de mi parte. Lo mas probable es que tenga cosas de ambos... pero si tengo que elegir, prefiero que lo tenga todo de él. Sería un niño hermoso.

También he pensado en todo lo malo. Tiempo, gasto... cambiar pañales. Todavía no puedo evitar la mueca cuando pienso en ello. Odio la suciedad y los malos olores. ¿Cómo se supone que cambie un pañal? Quizá deba plantearme la idea de conseguir un cuidador o algo así... ¿existen, cierto? Habrá hombres a los que se les de bien los bebés... 

Una mano en mi rostro me saca de mis pensamientos, viendo a Alec pasar su mano varias veces frente a mis ojos. -Hola, tierra llamando a Magnus...¿dónde estabas? - me encojo de hombros, sonriendo de medio lado. -Pensando en lo que viene, supongo. -Me doy cuenta de lo que he dicho y abro la boca, mirándolo. -Osea... no en lo que viene hoy, sino en las consecuencias de ello, de todo esto...  Tengo que reorganizar un poco mi vida, solo es eso... -una pequeña mueca cruza su rostro y el ambiente entre ambos vuelve a ser tenso de nuevo. 

-Oh no, Alexander... no es tu culpa. No te atrevas a pensar que es tu culpa. Los cambios son buenos, ¿sabes? Y poder anticiparme a ello... bueno, tiendo a anticiparme a todo. A veces pienso mucho las cosas, solo es eso. -Me levanto de mi lado de la isla, acercándome a él, colocándome entre sus piernas abiertas, evitando que baje del taburete mientras sujeto sus mejillas entre mis manos. -Tu eres lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo. 

I dreamed a dreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora