La cabaña

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Reviso una vez mas la bolsa de Max, escuchando al niño canturrear sobre la alfombra del salón. -¡Max! Elige el juguete que quieres llevarte, hijo. Magnus y Rafa tienen que estar a punto de llegar.

Cierro la cremallera, dejando la maleta junto a la pequeña mochila con las cosas básicas del niño: agua, tiritas, su peluche favorito y algunos snacks.

Como idea de último momento me acerco al armario, sacando una bolsa mas para guardar un par de arcos infantiles y el mío propio, así como algunas flechas. Seguro que los chicos disfrutan de practicar un poco en algún momento de estos dos días. El bosque siempre es un buen lugar para concentrarse.

Muerdo mi labio, nervioso por lo que un fin de semana entero a solas con Magnus puede hacerle a mi sistema. Llevo semanas sin dormir, sus palabras dando vueltas en mi mente. Nunca me engañó, y yo fui tan imbécil de alejarme de él, de romper nuestra familia... por los malditos celos. Por no hablar las cosas. Por ser el mismo loco impulsivo de siempre.

Después de todo lo que pasé, después de toda la angustia y las malas vivencias, voy y estropeo la única cosa buena que me había pasado. Supongo que los años y las experiencias me hicieron desconfiado. Pero Magnus no tiene la culpa. Nadie la tiene, en realidad.

El timbre me saca de mis cavilaciones, el chillido de Max en el salón antecede a sus pasos corriendo hasta la puerta. -¿Papi puedo abrir?

Camino por el corto pasillo con las bolsas en mis manos, dejándolas sobre el sofá. -Claro peque. Ábreles. - Sólo pueden ser ellos, e incluso si no lo fueran, desde donde estoy tengo perfecta visión de la puerta.

Magnus y Rafa están al otro lado, ambos vestidos de forma bastante casual, con vaqueros y camisetas sencillas. -¿Listo para ir de acampada, Max? - Observo como Magnus y Max chocan las palmas de sus manos, el mas joven totalmente inquieto ahora que la idea de ir de acampada se hace real.

Rafa se acerca a mi, también visiblemente emocionado. -Hola Alec... - rodea mi cintura con sus brazos y no puedo evitar rodear también sus hombros con fuerza, besando su cabeza. - Buenos días, pequeño. ¿Emocionado?

Asiente todavía entre mis brazos, mirándome con esa sonrisa con hoyuelos, sus ojos arrugándose igual que los míos. - ¡Mucho! ¡Papá ha dicho que si salimos pronto podemos bañarnos en el lago!

-Será mejor que nos pongamos en marcha entonces. -Le paso la bolsa con los arcos a Rafa y su pequeña mochila a Max, cargando con la bolsa restante.

El trayecto en coche se hace corto, los niños en la parte trasera llenando el silencio con su charla incansable sobre todos los planes que tenían para el fin de semana. No se yo si dos días tienen horas suficientes para todas las cosas de las que están hablando, pero me hace feliz oírlos tan cómodos el uno con el otro.

Me giro sobre mi asiento, aprovechando a observarlos. Contra mas veces los veo, mas obvio se hace que son hermanos. Que son hijos nuestros. Rafa es calcado a mi, tanto como Max se parece a Magnus. Pero al mismo tiempo, ambos son muy similares entre si. El mismo cabello oscuro, aunque el de Max sea mas fino, como el de Magnus. Los adorables hoyuelos en sus mejillas cuando sonríen, los labios regordetes de mi familia acompañando la nariz de Magnus. La forma de los ojos es similar a los de Magnus, aunque Max tiene los iris dorados, como su padre. Ambos han sacado la fisonomía elegante y estilizada de Magnus, y probablemente también su altura, si los percentiles de su edad son un indicador. 

El coche se detiene tras una hora y media de trayecto, una pequeña cabaña de madera frente a un lago nos da la bienvenida.

La mirada en el rostro de Magnus es divertida cuando lo miro boquiabierto. -¿Pensabas que de verdad te haría acampar?¿Dormir en el suelo? Todavía me acuerdo de lo delicada que es tu espalda...

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⏰ Última actualización: Feb 17, 2023 ⏰

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