XVIII

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Los ojos de Mark se abrieron lentamente pero el brillo de una luz de computadora lo encandiló y se envolvió más en la colcha de la cama ya que sentía frio en su habitación. Apoyó
su cabeza en la almohada y reconoció el olor de Johnny en ella.

Se incorporó como resorte.

Vio a su alrededor y un fuerte dolor de cabeza lo invadió, se llevó ambas manos a la cabeza y la presionó, como si con eso le fuera a disminuir el dolor.

Gimió. No estaba en su habitación.

Su corazón se aceleró cuando sintió que no llevaba su pantalón puesto y estaba semidesnudo, se tocó en puntos clave de su cuerpo y no sintió ningún dolor. Supuso que si no le dolía alguna
parte de su cuerpo entonces no había pasado nada malo ¿no?

La puerta del baño se abrió y Johnny apareció en la habitación, llevaba su cabello mojado, una toalla sobre sus hombros, su torso desnudo y glorioso y unos pantalones de algodón de color
gris. Levantó su mirada y se encontró con la mirada de Mark que tenía la colcha de su cama pegada a su pecho como si estuviese totalmente desnudo…

—Buenos días —musitó el modelo viendo a su hermoso castaño.

—¿Qué pasó? —preguntó Mark con falta de aire en sus pulmones.

Johnny caminó hasta la cama y se sentó a su lado, le apartó una mano del pecho y le besó los nudillos.

—No pasó nada. Puedes confiar en mí —Mark asintió lentamente sin despegar sus ojos de los de Johnny—. ¿Recuerdas algo? ¿Te duele la cabeza? —por un momento se olvidó del dolor de cabeza.

Gimió y asintió.

Se llevó ambas manos para sobarse las sienes y sonrió ante el borroso recuerdo.

—Recuerdo muchos besos y una cama.

—En eso se puede resumir toda la noche —le dijo Johnny sonriendo.

—¿Qué pasó con el resto de mi ropa? —preguntó el castaño recargándose en el respaldo de la cama.

—¿Te la quitaste para dormir mejor? —le contestó el modelo y Mark le dio un leve golpe en su brazo desnudo y húmedo por la reciente ducha—. Está bien —se sobó—. Puede ser que
mientras nos besábamos sintiéramos calor y nos quitáramos un poco de ropa.

—Oh, sí, eso lo explica mejor —le llegó una punzada de dolor a su cabeza y de nuevo se quejó—. ¿Por qué me duele la cabeza?

—¿Recuerdas haber bebido algo con alcohol? Estabas muy ebria y el dolor de cabeza puede ser resaca —le comentó Johnny.

Ambos ya estaban sentados sobre la cama. Johnny estaba sin camisa y gracias al frio que hacía la piel de su torso estaba erizada, Mark no pudo evitar desviar su mirada un par de veces hacia ese lugar de su anatomía, se veía glorioso y sólo de imaginar que la noche anterior había dormido con él semidesnudo se empezaba a sentir acalorado, el sonrojo le parecía pasado de moda.

Suspiró e intentó recordar lo pasado la noche anterior pero sus recuerdos eran mínimos, besos, pieles tocándose y más besos, deliciosos y deseados besos. Le sonrió a sus recuerdos, estaba feliz de poder recordar mínimo eso.

—No recuerdo nada —se rindió, además que tampoco es como si le interesara demasiado recordar lo tonto que pudo haber actuado ebrio—. ¿Algo más que me convenga saber? —se giró
para poder ver el rostro de Johnny a su lado.

Las esquinas de los labios del modelo tiraron hacia arriba en una sonrisa casi maliciosa acompañada de una mirada de deseo que hizo estremecer a Mark.

—He descubierto que eres un muy buen bailarin —el castaño se sonrojó. Después de todo no era tan pasado de moda.

—Ay no —dijo totalmente avergonzado, cubrió su rostro con ambas manos y negó con la cabeza. ¿Qué rayos había hecho?—. ¿Algo más? —abrió los delgados dedos de sus manos para
poder entrever a Johnny.

—Mmm —el modelo fingió empezar a recordar y su sonrisa se agrandó aun más—. Te prometí que hoy te iba a dar muchos besos.

—¿Qué ibas a…? —no pudo terminar la pregunta porque los labios de Johnny lo silenciaron.

Sus labios quedaron aprisionados por los del modelo en un hambriento beso. La posición en que ambos se encontraban no era la mejor para besarse de aquella manera así que Mark inconscientemente y llevado por el deseo, se sentó a horcajadas sobre el regazo del muchacho.

Sus labios se fusionaron en un increíble beso.

Los brazos de Johnny rodearon la cintura de el castaño y lo atrajo más hacia él, en ningún momento separaron sus labios. Ahora que él ya no estaba ebrio se sentía con la necesidad de besarlo más de lo que había podido o se había permitido hacerlo la noche anterior. Ahora ambos
se besaban porque querían.

Las manos de Johnny exploraron por debajo de la delgada camiseta de Mark y las manos de él se movieron hasta jalar el cordón que sujetaba el pantalón del modelo…

Johnmark • Be My Boyfriend Where stories live. Discover now