Capítulo 19. ~ Ashley.

1.5K 97 19
                                    

Cerré mi mano derecha sobre algo suave, sedoso. Tenía esta sensasión extraña esparciéndose por todo mi cuerpo, como si no sintiera nada, como si estuviera completamente sedada, pero a la misma vez sintiera el dolor en algún lugar lejano. Mi pecho subía y bajaba normalmente, llenándome de oxígeno puro y limpio. Traté de recordar lo último que había visto y la imagen de un cielo azul cubierto de una nube negra de cenizas vino a mi mente. Me había desmayado, o, para mi suerte, seguro ya había muerto. ¿Estaría en el cielo?

Mis párpados comenzaron a moverse poco a poco, se sentían cansados y pesados. Parpadeé sutilmente un par de veces hasta que pude enfocar mi visión. Como por arte de magia, comencé a escuchar los sonidos de la habitación que me rodeaba. Habían teléfonos que no paraban de sonar, el bullicio de las conversaciones de personas y los beeps constantes de una máquina. Extrañamente, si había muerto, el cielo parecía un hospital.

—Chicos, vengan, está despertando. —escuché a una voz vagamente conocida decir.

—Pero nos dijeron que no podíamos pasar. —replicó la voz de otra persona.

De repente, las cabezas de al menos cuatro personas estaban sobre mí, todos viendo hacia abajo, hacia donde yo estaba. No pude reconocerlos en un principio, pero después entendí todo. Eran mis amigos, todos mirándome fijamente. Mientras sentía sus caras llenas de una mezcla de alivio y nerviosismo sobre mí, pude notar que habían tubos y catéteres atravesándome en varias partes del cuerpo: el dorso de mi mano, en mi ante brazo... Por un momento entré en pánico, recordándo cómo la droga que me daba Patrick entraba poco a poco a mi organismo. Sentí algo pegado a mi muslo, probablemente una bolsa de drenaje de orina.

Escaneé los rostros de mis amigos. Me comencé a marear. Sentía una presión en mi pecho un tanto indescriptible debido a la ansiedad que sentía en ese momento. Mi corazón se comenzó a acelerar un poco, aumentando el ritmo de los beeps del electrocardiograma. Roxanne estaba ahí, sus cejas surcadas en alivio; Aubree, con una media sonrisa en su cara; Jay, sus ojos azules perforándome, y, claro está, Nathan.

Él estaba ahí, junto a mí. Hice contacto visual con él por unos segundos, y traté de leer su mirada, pero la verdad no pude. Se veía cansado y abatido. Desconsolado y necesitado, como si no hubiera dormido lo suficiente por un par de semanas. Sus ojos parecían dos cristales a punto de estallar, y cuando sonrió y se ahogó un poco, mi corazón se destruyó.

Los recuerdos de todos los mensajes que había mandado, de todo lo que le dijo Dionne, pasaron momentáneamente por mi cabeza, causando que mis ojos se cerraran por un momento. Todo estaba ahí de nuevo. Los momentos vivirían por siempre en mi cabeza, y sólo quería tomar un cuchillo y dejarme a mí misma degollada. Nada de esto se iría. Las pesadillas seguirían. Los recuerdos estarían ahí, esperando para escaparse en cualquier momento.

—¡Gracias a Dios! —suspiró Roxanne y sonrió.

Todas estas personas encima mío me estaban sofocando. No podía soportar ver sus caras y pensar en todo lo que habían pasado sólo porque me habían conocido, sólo porque necesitaban saber en dónde estaba. Tanto dolor había influido sobre ellos que era injusto que estuvieran ahí visitándome.

Sentí los pasos de alguien entrando por la puerta, justo antes de hablar. —¿Ya está despierta? ¿Cómo está?

Ese tono... Disparó una reacción descontrolada en mí.

Mi cuerpo se puso completamente alerta. Mi pecho comenzó a subir y a bajar de manera agresiva mientras mi latido se incrementaba, haciendo que el electrocardiograma emitiera una alarma al resto del hospital.

Patrick se paró al lado de mi cama y me vio directamente a los ojos.

Nathan trató de tocarme, pero yo me alejé lo más que pude de ellos, arrastrándome lo más que podía hacia el cabezal de la camilla. Nathan me vió un tanto quebrado, pero mis ojos sólo se podían centrar en una sóla persona.

Mientras los demás miraban hacia los lados buscando ayuda un tanto alarmados y desesperados, Patrick me sonrió una vez más. Entré en completo estado de pánico. Me costaba respirar, y todo a mi alrededor se volvió un caos. Comencé a marearme mientras Roxanne me gritaba que tratara de calmarme.

Josh llegó junto a un doctor, y ambos trataron de controlarme, pero yo no podía dejar de moverme: arrojaba manotazos a todos, y, cuando accidentalmente le pegué fuertemente a Josh cuando trató de tomar mi brazo para inmovilizarme, no me sentí ni un poco mal.

—Roxanne, ¡les dije que no podían pasar! ¡Iban a hacer que entrara en shock!—logré escuchar a Josh decir por sobre todos los ruidos que habían alrededor de mí.

—¡Se los traté de advertir, pero no me hicieron caso! —Roxanne dijo asustada.

—Tienen que salir de aquí. —dijo el doctor que me atendía, mientras hacia todo lo posible por controlar mi brazo izquierdo

Y entonces Roxanne, Aubree y Jay se habían ido, pero Nathan y Patrick reusaban a irse. Nathan trataba de hacerse un espacio al lado de Josh para poder verme, Patrick estaba parado al pie de mi camilla, viéndome directo a los ojos, el fantasma de una sonrisa en sus labios.

Fue entonces cuando los guardias de seguridad llegaron, y Patrick se fue tranquilamente, pero Nathan no. Tuvieron que agarrarlo por los brazos y halar de él para poder moverlo. Golpeó a uno de los guardias, y de verdad deseé que no lo hubiera hecho: sabía que se metería en problemas por eso, pero aún así el guardia agredido se levantó del piso y lo tomó por los brazos de nuevo. Él gritaba mi nombre, decía que no podía dejarme sola, y su cara de desespero trituró mi interior. Golpeó sus puños contra las puertas de vidrio automáticas de la sala de emergencias justo antes de que lo perdiera de vista.

Ojalá pudiera verlo de la misma manera de nuevo.

Más enfermeras llegaron y finalmente me inmovilizaron justo antes de que Josh me inyectara algo para sedarme. Y, antes de quedar completamente noqueada, la cara de Patrick se reflejó en mis párpados, dejando claro que todo esto aún no había terminado. 

Hopeless? ~ Tercera parte de Loverboy.Where stories live. Discover now