Capítulo 8. ~ Nathan.

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—¿Hasta cuándo vas a estar así? —Jay preguntó.

Levanté mi cabeza de la mesa en donde estaba apoyada y tomé un trago de mi bebida. —Hasta que tenga una respuesta.

—Pues creo que tu respuesta no la encontrarás en el fondo de una botella.

—Puedo intentarlo. —respondí.

—Vamos Nath —comenzó Jay de nuevo—, ya tienes casi 5 días así.

—Y pasaré 5 años más si hace falta.

Hubo un silencio repentino en el cuarto.

Los días habían pasado y aún seguía atascado en el mismo lugar. El dolor que sentía era sutilmente sofocado por la bebida, pero nada concreto. No había hecho nada. Debía de haber estado en el estudio grabando, pero no llegaba más lejos que el baño, y, supuse que esto se iría con los días, pero lo cierto es que ahora no estaba tan seguro. Sólo necesitaba un motivo, una razón. Eso era todo lo que pedía.

¿Qué había hecho?

—Nano quiere vernos a todos. Deberías venir, si es que no quieres perder tu trabajo también.

Fusilé a Jay con la mirada y tomé otro trago más. Me paré a regañadientes y traté de ignorar el severo malestar y dolor de barriga que tenía. Jay salío del cuarto y le seguí. Seguidamente entramos a donde estaban todos. Esquivé sus miradas e hice como si nada.

Después de que Nano hablara sobre algunas cosas del trabajo—cosas que no escuché—comenzaron a hablar de mí.

—Nathan hermano, deberías... —Siva dijo— considerar afeitarte.

—Y peinarte. —agregó Tom.

—Y bañarte. —concluyó Max.

Respiré profundamente. —Lo haré cuando quiera, gracias.

De nuevo, silencio.

—Sabes, ella no es la gran cosa. —alguien comenzó a decir.

—Es cierto —dijo Tom—, ella no es tan importante.

 —¿Ella no importa? —estrellé el vaso de vidrio contra la mesa que se encontraba al lado del mueble de la sala y me paré—. ¿ELLA NO IMPORTA? —repetí—. Entonces dime, ¿por qué me siento así? ¿Por qué siento como si mi vida acabara? Si ella no fuera importante, ya habría dormido con todas las mujeres que me pasaron por al lado desde que me dejó, si eso fuera lo que yo quisiera. La he llamado como si no hubiera mañana, y he dejado tantos mensajes en su buzón de voz que se llenó, y ya no puedo dejar nuevos, ¿entiendes lo que digo? y sin embargo, estoy aquí, preguntándome, buscando la más remota pista para saber qué mierda fue lo que hice mal, qué fue lo que pasó con nosotros. Entonces no, yo creo que ella sí me importa, y me importa demasiado.

Max puso un brazo entre Tom y yo, evitando un conflicto más grande. Me tiré en el sofá de nuevo, ocultando mi rostro entre mis manos.

—Lo siento, yo... —escuché a Tom diciendo—. Yo tampoco sabría qué hacer si Kelsey me dejara.

No dije nada. Lo único que podía ver al cerrar mis ojos era su cara, lo único que podía oler es su aroma y lo único que podía sentir es su piel. Odiaba sentirme de aquella manera, tan dependiente y condicional de ella. Se sentía absurdo y tan malditamente mal. Y sonaba tan inútil, saber que de repente me había vuelto en esta clase de persona cursi que no puede evitar amar con locura.

Supongo que hay algunos amores que no puedes sobrevivir.

—Hoy es su cumpleaños... —susurré al borde de descomponerme de nuevo.

—Oh, amigo... —sentí a Jay poniendo su mano sobre mi espalda.

—Está bien —levanté mi cabeza de nuevo—. Yo solo necesito estar a solas. —terminé y salí de esa habitación para ir directo a la mía.

Sin pensarlo dos veces, tomé mi teléfono y marqué su número, aunque sabía que no tenía sentido. Conté los tonos hasta que su buzón de voz saltó nuevamente: la única manera que me quedaba de escuchar su voz nuevamente.

"¡Hola! Este es el teléfono de Ashley Underwood, lamentablemente no puedo atender ahora. Deja un mensaje y trataré de contactarte nuevo."

Esperé unos momentos más hasta que la voz robótica de la operadora me dijera que su buzón de voz estaba lleno, por lo que no podía dejar más. Sin embargo, esta vez fue diferente. Escuche el beep después de su voz, y después de eso, más nada.

Ella había escuchado mis mensajes. O al menos los había borrado.

Pero ella sabía.

No pude evitar sentir una punzada de alegría al saber eso.

—Hola, yo, ehhh... —vacilé. Me había quedado sin palabras—. Sólo llamaba para decirte feliz cumpleaños. —respiré—. No sabes cuánto deseo estar contigo en este momento y celebrar juntos, pero supongo que la vida da vueltas inesperadas. —cerré mis ojos—. En fin. No voy a hacer esto largo o se va a cortar el mensaje. Te amo. Aún no lo entiendo. Pero te amo.

Colgué la llamada y me quedé mirando el anillo en mi dedo, la fecha del día en que nació grabada en él. Me paré y serví un poco más de whiskey en mi vaso.

Hopeless? ~ Tercera parte de Loverboy.Where stories live. Discover now