Capítulo XXXIII

139 15 8
                                    

     La forma en que las cosas se han dado en esta situación me hace pensar que todo esto es parte del plan de Vadim para sitiarnos y aniquilarnos uno por uno. No me sorprendería que así fuera. Creo que ni siquiera recuerdo cuándo fue la última vez que realmente pude confiar en alguien que no me hiciera dudar sobre a qué bando pertenece. Y derrotar a estos malditos que quieren bloquearme el paso sería mucho más fácil si pudiera usar a Lucario. Si Vadim no me hiciera temer que cualquiera pueda atraparlo con una Master Ball. Si pudiera contar con Diamond...

Pero son demasiados...

¿Qué más da? ¿Quieren una verdadera lucha?

—¡Destrúyelos, Lucario!

Es tan majestuoso, como sólo un Dios Legendario podría ser. Un solo golpe de su agua puede aniquilar a cualquiera. Especialmente cuando se impacta contra los Pokemon eléctricos, y los hace agonizar. Me hace sonreír, a pesar de todo. Y más por su manera de lucir tan serio. Intimidante. No cabe duda de quién es su Entrenadora.

—¡Crown! ¡Lucario!

Absol y Houndoom nos han seguido. Deberían estar en el aerodeslizador, con Victoria y los demás. Un torbellino de fuego letal se desprende de Houndoom para atacar a quienes vienen detrás de ellos. Las alarmas ahora están ensordeciéndonos. El sonido metálico que puedo escuchar desde alguna parte me dice que alguien está cerrando todas las compuertas.

Se termina el tiempo.

—Vienen a buscar a Keynes y Cunningham, ¿no es así?

Ellos asienten. No podría esperar menos de ellos.

—De acuerdo. Adelántense, y yo los cubriré. ¡Tenemos que darnos prisa!

Sólo espero que no sea demasiado tarde.

Isla Rakitu, Nueva Zelanda.

Quinientos años atrás.

Voy corriendo por un bosque. ¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí? ¿Qué es este lugar? Hay demasiado fuego alrededor. El fuego se desprende de mí. ¿Yo he causado esto? El humo es demasiado denso. El fuego consume los troncos de los árboles a gran velocidad. ¿He sido yo? ¿Por qué? ¿Por qué he hecho esto? ¿De qué estoy escapando? ¿De quién? ¿Por qué?

No puedo ver a mis hermanos. No puedo olerlos. No puedo escucharlos. ¿Qué sucedió? ¿Dónde están ellos?

Tengo que salir de aquí...

Tengo que salir de aquí...

Tengo que salir de aquí...

Intento saltar, pero el fuego también me hace daño. ¿Por qué me hace daño, si ha salido de mí? ¿Por qué me quema, si no me lastima cuando lo hago salir de mi cuerpo? ¿Qué está pasando?

¿Dónde están todos?

Ese sonido que viene hacia mí...

Mi pata duele. No puedo seguir corriendo. Duele... Duele mucho... Hay sangre. Mucha sangre. ¿Quién me ha atacado? ¿Cómo? ¿Por qué? No puedo moverme... No puedo escapar. No quiero que ese humano me atrape. No quiero. No quiero. No quiero...

¡Umbreon, ayúdame...!

San Petersburgo, Rusia.

Época actual.

El olfato de Houndoom hace un excelente equipo con la agilidad y el poder de Absol. Eso, junto con Vaporeon y Lucario, hace que sea mucho más fácil avanzar. Hemos dejado suficientes cadáveres a nuestro paso como para ayudar a que nadie sospeche de mí. Y no quisiera tener que pensar de esa manera.

Pokemon Re-Start II: SuplicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora