Capítulo XV

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San Petersburgo, Rusia.

Época actual.


Es hora de volver a la realidad, por más que eso pueda ser difícil.

Realmente no he dormido nada, pero una ducha caliente basta para sentirme mucho mejor. Como si hubiera tomado una larga siesta. La ropa que nos han dado los rusos es realmente cómoda. Ajuste perfecto.

El problema es que tengo que acatar las instrucciones al pie de la letra, y no me agrada la idea de convertirme en el blanco de todas las miradas cuando terminamos el desayuno y podemos seguir adelante.

Los rusos nos conducen hacia los laboratorios, bordeándonos y llevando sus armas en alto. Sus Pokemon, imponentes y poderosos, son parte de la guardia que nos guía a través de los pasillos.

Alexei Cherenkov está esperándonos ante esas puertas gigantescas, cerradas a cal y canto. Luce bastante intimidante, a decir verdad. Cunningham lo saluda con un gesto diplomático. Intercambian un par de palabras en ruso, y Alexei activa las pruebas biométricas para abrir la puerta.

Ahora me siento más nerviosa que nunca, sabiendo que todo el equipo con el que los rusos resolverán mi problema ya está más que preparado. Hay un equipo demasiado grande de cirujanos ya listos para hincar el bisturí en el cráneo de Diamond. Sin embargo, no hay ninguna camilla, ni ninguna clase de instrumentos que pudieran funcionar para hacer una cirugía en el cerebro. En su lugar hay dos cosas que llaman más la atención que cualquier otra cosa. La primera, es esa especie de incubadora. Tiene agujeros suficientes para que la máquina detrás de ella pueda introducir esos instrumentos que uno de los doctores manipula a través de un control táctil. Y lo que hay delante de la incubadora es una silla, detrás de la cual hay una máquina exactamente igual.

Creo que ahora puedo entender hacia dónde se dirige todo esto.

—¿Qué es esto? —dice Lynda.

—Yo... creo haber leído sobre esto, hace mucho tiempo —dice Ian—. Los rusos descubrieron una manera de operar los cerebros de los Pokemon, mediante un método experimental... No tenía idea de que se viera... así...

—Y se supone que yo tengo que sentarme en esa silla también, ¿no es cierto?

Vadim viene para responder esa pregunta. Va vestido también como un cirujano. Supongo que eso dice mucho de él, aunque siga haciéndolo lucir como el villano de una película de James Bond.

—Espero que hayan tenido una buena noche, amigos míos —dice.

—Parece que la agente Crown está un poco inquieta —sonríe Cunningham.

Por supuesto que no.

Idiota.

—¿Qué se supone que van a hacerle a Diamond?

Para Vadim no es extraño que nombre a Diamond no por su verdadero nombre. Sólo hace un par de señas para que su equipo encienda el sistema, haciendo que ambas máquinas se llenen de luces.

—El procedimiento es más sencillo de lo que parece, señorita Crown —dice Vadim—. Necesitaré que libere a Katzenner en esa incubadora, para empezar. La incubadora disparará un gas que lo sedará parcialmente durante el procedimiento. Después, usted se sentará en la silla y también será sedada parcialmente. Nuestro procedimiento se basa en que la conexión que hay entre un Pokemon y su Entrenador puede alterarse con un procedimiento quirúrgico. Gran parte de este proceso será gracias a usted, señorita Crown. Para restaurar la memoria de Katzenner, un Pokemon psíquico creará un puente entre sus mentes. Puesto que será nuestra primera sesión, las máquinas sólo nos ayudarán a ver la actividad neuronal de Katzenner, y a tomar radiografías que nos dirán exactamente dónde recibió el daño. Durante la segunda sesión, si la primera resulta tal y como esperamos, abriremos el cráneo de Katzenner y atacaremos directamente el problema.

Pokemon Re-Start II: SuplicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora