Capítulo IV

265 29 21
                                    


Jacksonville, Florida.

Época actual.

Mis manos siguen temblando cada vez que sujeto una Pokebola. Cada vez que sujeto el mango de mi arma. Cada vez que intento ser firme, una voz interna me dice a gritos que he fallado y que lo mejor para mí sería rendirme de una vez, y por siempre. Que no soy capaz de hacer esto. Que nunca he sido capaz de aspirar a cosas tan grandes. Tan importantes. Tan legendarias, como la cacería en la que he me he involucrado ahora. Quiero tener la fuerza para luchar contra mis demonios, y así aniquilar a mis enemigos. Pero no puedo hacerlo. No tengo la fuerza suficiente. No tengo el poder que necesito. Mi padre tenía...

No.

No, no es así.

Mi padre se equivoca. Mi padre no tiene idea de lo que dice. Está muerto. No puede decir que estoy haciendo un mal trabajo, si él nunca se atrevió a ir más allá de lo que sabía. Si tan sólo no hubiese caído en esa trampa, me habría ahorrado una gran parte del trabajo... Así, esto habría sido mucho más fácil.

Quiero poder mirarme en el espejo sin recordar constantemente que he fallado. Quisiera decir que la cicatriz que pasa por encima de mi ojo es una marca victoriosa luego de una guerra sangrienta y difícil donde yo fui la única sobreviviente.

Pero no es así...

Esta cicatriz es sólo un recordatorio de que soy tan inútil como mi padre ha dicho una y otra vez desde que puedo recordar.

Diamond logró herirme antes de deshacernos de él. No hay nada más que decir. Sólo que estoy totalmente dispuesta a aniquilarlo cuando pueda posar mis manos sobre su cuello. La próxima vez, seré yo quien triunfe. Estoy segura.

No...

No lo estoy...

—Jackie.

—¡Qué mierda quieres ahora?

No importa cuánto lo intente. Miranda nunca entenderá que detesto que entre a mi habitación. Ahora mismo le importa una mierda si me ve ante el espejo, intentando cubrir la cicatriz. Sólo camina hacia mí y deja una bandeja sobre el tocador. El almuerzo está listo.

—No hay noticias. Nadie los ha visto, y Lawrence también desapareció.

Todo está saliendo mal. Todo.

Además de mi derrota, no hay rastro alguno de Umbreon, de Flareon, ni de Lawrence Mawson.

—¿Los han buscado bien? No pueden haber desaparecido sólo así.

—Los hemos buscado incluso debajo de las rocas. No están por ninguna parte. A no ser que hayan escapado fuera del país...

—Si no tienes algo útil que decir, será mejor que cierres la maldita boca.

—Debiste pensar en reclutar a un nuevo equipo. ¿En verdad creíste que Lawrence Mawson te ayudaría, si su hermana menor fue asesinada el mismo día en que tu padre murió?

—La familia Mawson le debe tanto a la familia Roosevelt, que sus vidas me pertenecen al ser la última heredera viva.

—Sabes que eso no es verdad. Las más grandes estirpes tarde o temprano te aniquilarán.

—¿Cómo? ¿Cómo pretendes que las grandes estirpes vengan a buscarme, si sus bandos están divididos? Sólo necesito recuperarme, y encontrar de nuevo a Umbreon y a Flareon... Una vez que eso pase...

—Necesitas a Katzenner. Y ahora que el secreto ha sido revelado, dudo que sus otros compañeros faciliten las cosas. Tienes a todos los Legendarios en tu contra.

—Esas son leyendas absurdas... Son como cualquier otro Pokemon. Y nosotros somos Entrenadores. Si Skyler aún estuviese aquí, estoy segura de que ella lo hubiera entendido...

Eso ha sido un gran golpe. Miranda guarda silencio por un momento, y... ¿Qué...? ¿Qué mierda está haciendo...? ¿Por qué se inclina hacia mí de esa manera, tomando mis manos y acercando tanto su rostro al mío...?

—Tal vez Crown haya sido la mejor en su tiempo, pero ahora sólo quedamos tú y yo.

—Aléjate de mí, si no quieres que...

—Tarde o temprano tendrás que aceptarlo. Y cuando eso pase, sabes que igual seguiré contigo.

—Te lo advierto. Si te atreves a...

Sus labios se cierran sobre los míos. Sus dedos acarician mi cicatriz con delicadeza. Se separa de mí y echa a caminar para salir de la habitación, no sin antes dejar en mi regazo una nota.

Un número telefónico.

A pesar de todo, Miranda no es una completa inútil.

Es hora de hacer nuestro siguiente movimiento, mientras conseguimos una pista que nos conduzca a Umbreon y Flareon.

Al marcar el número en el móvil, la respuesta tarda cuatro tonos en llegar.

—¿Hola...?

Tu voz es la misma que recuerdo, pero ahora sé perfectamente cómo dirigirme hacia ti para obtener lo que quiero.

—Amber Mawson, soy Jacqueline Roosevelt.

Silencio.

—Yo... No sé de lo que hablas... Mi nombre es...

Deja tu maldita farsa. Ese tono inocente y confundido no va contigo.

—No tenemos tiempo para esto. Quiero negociar contigo. Si aceptas, te pagaré mucho más de lo que te están pagando ahora.

Silencio, una vez más.

Su respiración cambia. Se levanta de algún sitio que rechina. Le dice a Mewtwo que tardará sólo dos minutos.

Estúpida... Para este punto, Mewtwo ya debe saber lo mismo que yo sé.

Una puerta se cierra. Ella avanza hasta un sitio totalmente solitario y silencioso. Y cuando habla de nuevo, su voz ha cambiado. Es real. Es exactamente quien quiero escuchar.

—¿Cómo lo sabes?

Ahí estás, Amber...

—Tengo mis fuentes, y eso no es de tu incumbencia. Ahora vas a escucharme. Tengo una propuesta para ti.

Lo considera.

—Te escucho.

Eres mía.

—Quiero que me ayudes a abrir la puerta de Katzenner. Pero antes, tenemos que deshacernos del mayor obstáculo.

—La confianza de los Dioses Legendarios es difícil de conseguir.

—Ya me encargaré yo de eso. Tú tienes que comenzar con algo mucho más importante.

—¿Qué cosa?

—Quiero que asesines a Victoria Levitt, y a Sheryl Crown.

Sé que está sonriendo.

Misión cumplida.

—Será un placer.

+81v

Pokemon Re-Start II: SuplicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora