Prólogo

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"Mierda"

Pensó Himawari por décima vez viendo todo a su alrededor. Jamás pensó que entrenar con un pergamino que había tomado "prestado" de la oficina de su papá la metiera en aquello. Ella lo había tomado porque estaba aburrida, ese día no tenía alguna misión, su mamá había salido a una cena en el clan Hyuga (pues su puesto de líder la requería), su hermano había pedido permiso para quedarse unos días en casa de Mitsuki (algo normal en él) y su padre estaba en su oficina atascado de trabajo, como siempre.

Eso hizo que se quedará sola en su casa, no tenía muchas amigas debido a que le prestaba más atención a sus entrenamientos que a socializar, pero no era algo que la preocupara; pues tenía a Boruto,Kawaki y Mitsuki y con ellos le bastaba. Su meta era volverse Hokage, y lo lograría esforzándose al mil por ciento.

Volviendo al tema, ella se había quedado sola, así que como era curiosa por naturaleza; había entrado al despacho de su papá y había tomado el primer pergamino que vio para luego salir corriendo rumbo al campo de entrenamiento para descifrarlo y aprender nuevos jutsus.

Todo había salido bien; por lo que había entendido si lograba perfeccionar el jutsu que ahí aparecía podría viajar entre dimensiones por el tiempo que ella quisiera, había estado largas horas entrenando y entrenando hasta que de repente apareció en una ciudad que no reconocía de nada. Habían grandes edificios; además de máquinas extrañas que no sabía que eran, había personas que pasaban a su alrededor y tenían orejas, cola o cabezas de algún animal.

Se quedó paralizada ¡Por los tomates de su tío Sasuke, lo había logrado!
Era una genia sin duda; salto de alegría y sonrió a lo Uzumaki.

Claro que su celebración quedó en la nada cuando recordó que no sabía cómo volver a su dimensión.

Se quedó analizando su situación por largo rato; eso hasta que noto que las personas a su alrededor la veían extrañados, alzó una de sus finas cejas en una mueca de confusión, luego se percató que su apariencia era extraña para los que ahí habitaban.

Tenía la chaqueta que le perteneció a su padre en su adolescencia atada en su cintura, una fina blusa de tirantes color amarillo que se ceñia a su esbelta figura, un short corto negro, mallas que le llegaban a mitad de los muslos, sus sandalias ninja las cuales le llegaban a mitad de la rodilla, su banda ninja la portaba en su pierna izquierda con orgullo, además de su armamento ninja.

—Oh, ¿y ahora que se supone que haga? — chillo nerviosamenre —Bueno ya que, iré a cureosear por aquí.

Alzando los hombros camino sin rumbo fijo hacia lo que sería una nueva aventura.







Continuará...

La Aventura de Himawari en BNHAWhere stories live. Discover now