capítulo 10

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No olviden dejar cinco comentarios para una dedicatoria, votar por la historia y seguirme.

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Fueron cinco minutos exactamente, cinco minutos en los cuales el miembro del más alto se encontraba enterrado en la profundidad de su entrada, no se pusieron a pensar en consecuencias, siquiera pudieron pensar claramente con toda aquella excitación sobre sus cuerpos, el más bajo se dedicó a suspirar con enojo al caer en cuenta que aquel omega de lindas curvas estaba sobre su regazo intentando domar al animal enjaulado en su pecho.

Le costó mucha fuerza de voluntad sujetar las delicadas caderas del más bajo y salir de su interior con un tirón de la zona de su pelvis escuchando el jadeo del pequeño omega el cuál tenía las mejillas sonrojadas por el jugueteo previo.

Aún estaban excitados y con un miembro completamente erecto, necesitaban terminar.

El de ojos esmeralda se puso de pie para buscar un maldito preservativo por todas partes, tan desesperado por atrapar aquel maldito condón se encontraba tirando de los cajones y gruñendo al aire por el enfadó de un pedazo de látex. Finalmente logró dar con ese maldito entre sus papeles de la última caja en su mesita de noche, sus pupilas se dilataron al tener el pequeño paquetito y lo siguiente fue voltear para enfrentar a su dulce acompañante, lo que sus orbes presenciaron fue el mismo cielo.

El dulce y tierno omega tumbado boca abajo con el trasero en alto, orgulloso de su cuerpo, no pensaría en ocultarlo ni por un segundo, los delicados dedos cortos y pequeños sujetando sus glúteos y de esa manera exponer su entrada al rizado, que por cierto se encontraba perdido en aquella dorada curva abultada, aquel par de glúteos que simplemente necesitaba abofetear hasta el cansancio ¿cómo se atreve a exponerse de esa forma? Maldito omega guarro.

Divisó las facciones del omega, la mitad de su rostro hundida entre las sábanas y la otra mitad centrada en demostrar placer puro e erótico.

Su garganta se secó al detallar aquel cuerpo, una delgada y fina cintura modelada por un bello ángel.

Mi ángel.

No pensó más, rompió el paquete plateado entre sus dedos para deshacerse de aquel fastidioso envoltorio y así tomar aquel pedazo de látex con lubricante, sus orbes brillaban en anticipación, sin embargo lo siguiente no se lo esperaba, el pequeño omega se enderezó y por unos minutos el rizado pensó que aquel cuerpo saldría corriendo con una sonrisa cínica en sus labios, pero no.

Aquel pequeño cuerpo gateó hasta estar frente a su abdomen, arrebató aquel pedazo de látex, se agachó un poco alojando su hombría entre sus labios dando una pequeña succión y finalmente floreció una sonrisa en aquellos delgados labios, deslizó el preservativo por su glande con manos pequeñas y delicadas, el alfa sólo pudo tirar su cabeza hacia atrás ante tan dulce e erótico toque, ¿era real? ¿podía ser ese omega dócil y dulce el mismo que lo miraba con repudio? No lo podía creer.
El más bajó esbozó una sonrisa de lado y se levantó sobre sus rodillas hundidas en el colchón, suspiró con dulzura y pasó sus manos por los hombros anchos del más alto, presionaba con suavidad con la intención de eliminar el estrés, besó la afilada barbilla del más alto e incluso se atrevió a susurrar "recuestate, mi alfa" contra su fino oído.

Comenzó a tirar del cuerpo más grande hasta tenerlo recostado sobre las sábanas, esbozó una sonrisa de lado y comenzó a trepar sobre el regazo del más alto, el firme torso era la plataforma perfecta para sus manos, pudo sentir cómo las manos del alfa tocaban la curva de sus caderas sintiendo un espasmo al sentir el frío metal de los anillos en aquellos largos dedos, los cuales comenzaron a bajar por sus muslos apretujando los regordetes muslos del omega, podía sentir la hombría palpitante de su alfa contra uno de sus glúteos, totalmente perdido en los apretones que ejercía aquel alfa se dedicaba a removerse inquieto contra el firme torso que tenía entre sus piernas.

Fué un simple movimiento, pudo sentir cómo la punta de aquella dotada hombría se enterraba en su entrada, dulce, placentero, grande. Llenando cada rincón.

Comenzó a presionarse poco a poco hasta sentir que era su tope, no podría meter más, sin embargo las manos que aprisionaban su cintura intentando llegar más profundo le hicieron caer en cuenta que definitivamente faltaba más, su espalda se arqueó lo más que pudo al sentir una ola de placer atravesar cada rincón de su cuerpo.

"Ahí está..." fueron las roncas y lentas palabras del alfa, una sonrisa cínica pintada en sus labios, genial había encontrado aquel punto dulce, aquel pequeño cúmulo de nervios que podrían deshacer al pequeño y dominante omega.

Elevó la cadera y Louis pudo sentir como otra oleada de placer lo invadía desde la punta de sus pies hasta el más largo cabello que cubría su vista, vaya que aquel maldito alfa estaba dotado.

Comenzó a acostumbrarse a ese tamaño sintiendo cómo poco a poco el alfa llegaba más profundo golpeando su punto una y otra vez hasta tenerlo chillando, hundiendo sus cortas uñas en el pecho de aquel alfa.

El omega pasó a sujetarse de las muñecas del más alto el cuál mantenía su agarre en la delgada cintura del omega, una escena bastante erótica y única.

No pasó mucho hasta que el omega por impulsó propio comenzó a elevarse cada vez más alto dejándose caer contra la virilidad de aquel alfa. La sensación era indescriptible, no pudo resistir mucho tiempo más con la sensación que invadía de placer su cuerpo, no pudo resistir más al agarre tan posesivo de su alfa, no pudo seguir cuándo sus delicados muslos temblaban de placer y cansancio. Cayó desplomado contra el pecho del más alto, la respiración descontrolada y pequeños jadeos casi incoherentes salían de sus sonrojados labios, vaya que se veía muy jodido.
Sin embargo, esto apenas estaba comenzando.

El alfa envolvió sus brazos al rededor de aquella pequeña cintura, sus talones totalmente hundidos entre las sábanas y las piernas flexionada, sus caderas comenzaron a elevarse y a descender con fuerza animal, bestial.

El pequeño cuerpo que yacía sobre su torso pegaba pequeños saltos por cada impacto que recibía su entrada, suaves temblores acompañaban al pequeño omega que mantenía los ojos cerrados y los labios formando una "o".

Harry quería más y tendría más de aquel pequeño omega de curvas detalladas.

Todo se detuvo para el castaño, recordó ese día. Ese maldito día...

FLASHBACK.

"¿Dolerá?"

"Te prepararé correctamente, no tengas miedo, hermoso"

"Tengo miedo..."

"Confía en mi, no dolerá"...

FIN DEL FLASHBACK.
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Tuve el peor día de mi vida y aún así les escribí capítulo.

75 comentarios y sigo, si ustedes cumplen, yo cumplo.

Besos en las lindas mejillas.

Estereotipo (L.S) Larry Stylinson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora