Tenebris [ Harry J. Potter ]

003

╭─━━━━━─╯PREGUNTAS╰─━━━━━─╮

          Los ojos verdes y misteriosos de Ania Shafiq no se borraron de la cabeza de Harry Potter, la chica estaba en todas partes, viéndolo con esa mirada que te desnudaba y dejaba todos tus pensamientos expuestos, como si fueran un espectáculo que todos quisieran ver.

No habían vuelto a hablar desde su viaje en el tren, había algo que le pedía volver a acercarse a la chica, sus ojos verdes lo llamaban pidiendo ser indagados, quería conocerla y descubrir sus secretos, pero había otra parte que le decía que no debía hacerlo, no había razones para llegar y hablarle.

Para sorpresa del Gryffindor fue ella la que se acercó. Estaba solo en la biblioteca, Hermione y Ron cumplían con sus labores de prefectos y él se había quedado muy entretenido leyendo el libro que perteneció al Príncipe Mestizo, ese libro que tanto ponía de nervios a Hermione.

—Potter leyendo un libro de pociones —Ania llegó por detrás del chico, lo rodeó para estar frente de él —, con razón eres el nuevo prodigio de la clase.

Ahí estaban de nuevo, los hechizantes ojos de Ania Shafiq, su mirada de aburrimiento que ocultaba muchas cosas.

—No soy el prodigio de la clase —Harry cerró el destrozado libro para concentrarse en la chica que estaba frente a él.

—Eso no es lo que cree Slughorn —replicó la Slytherin, rodeó un poco más la mesa y se sentó a su lado sin siquiera pedir permiso.

La tenía a su lado y no sabía de qué hablar con ella, se le estaba yendo la oportunidad.

—Te hago una propuesta —Harry la miró con interés, le parecía demasiado irreal que se acercara simplemente para hacerle una propuesta. Ania sabía que aquello era un grave error, confiar era un error y te volvía débil, pero quería conocerlo y entenderlo y para eso él tenía que confiar primero —, te dejaré hacer una pregunta sobre mí, pero después yo te haré una a ti, ¿Aceptas?

Mil preguntas se instalaron en la cabeza de Harry, ella era un enigma para él, era una oportunidad que quizás no se repitiera de nuevo, comenzó a buscar una buena pregunta para la chica, pero se le salió la más estúpida que pudo pensar:

—¿Por qué te acercaste? —se quiso golpear mentalmente por aquella pregunta tan estúpida.

Ania sonrió por la pregunta y simplemente negó.

—Vi las constantes miradas que me dedicabas por doquier —no iba a confesarle que su curiosidad había ganado y que por eso se había acercado porque le preguntaría qué era lo que le causaba curiosidad de él, y ella no sabría responder — y que no tenías la valentía de acercarte, así que te ahorré el trabajo, Potter.

El chico se sonrojó, Ania enmarcó las cejas, pero no hizo ningún comentario.

—¿Cómo logras saber todo eso? —Harry estaba asombrado.