Cap 13: Asfixiada de personas ricas

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-Perdón no sabía que tenías novio.- me dice el chico un poco apenado.

-Pues sí tiene- se apresuró a responder mi jefe. -Ahora vuelve a tu trabajo.

-Si, perdón.- hizo una reverencia y se fue.

-No debiste decirle eso, tú y yo no somos novios.

Me mira serio por un momento 

-Jamás dije que lo fuéramos- dice con toda normalidad -Solo le dije que sí tenías, más no que fuera yo.

Eso era un tanto cierto, no sé si estaba enojada por que tuviera la razón o por que tiene buenos argumentos para hacer creer que tiene la razón.

-Mejor me voy.

-Te recuerdo que estás en horas de trabajo, no puedes irte.

Resoplé resignada, sabía que también en eso tenía razón, es tan molesto que siempre la tenga.

-Ten, pruebate estos.- me entrega un par de tacones color negro, el tacón no mide ni 7 centímetros

-Si me sigues comprando cosas me quedaré pobre.

Me probé los zapatos, podía caminar muy bien con ellos, pero seguía prefiriendo mis tenis.

-Estos están cómodos.

-Bien, porque ya me había aburrido andar buscando- respondió

Pagó los tacones y fuimos hasta donde había dejado aparcado su auto

-¿Quienes irán a la cena?- pregunté

-Familiares y amigos.- respondió

Le pregunté un par de cosas más pero no mostró mucho interés en la conversación, así que decidí concentrarme en el camino, condujo hasta donde vivo y se estacionó justo en frente de mi edificio

-Vendré por ti en una hora.

-Okay.- respondí.

Agarré las bolsas con las cosas que él me compró y bajé del auto, subí hasta mi departamento, estaba nerviosa, sabía que una hora era muy poco tiempo para alistarme para un evento donde sólo irán personas de la clase alta, incluyendo al señor Min; me metí a bañar, después de unos minutos ya estaba saliendo enrollada con una toalla, me cepillé el cabello, saqué de una de las bolsas de papel el vestido color azúl y me lo puse, me apliqué un poco maquillaje, me puse loción de vainilla, me puse mis tacones y me miré en el espejo, definitivamente esta no era yo, era una persona totalmente diferente, aunque debo aceptar que me gusta lo que veo, mi teléfono sonó sobre mi cama, era un mensaje de mi jefe diciendo que ya estaba aquí, agarré mis llaves y salí de mi departamento, llegué hasta donde estaba el auto del señor Min y me subí, a fuera estaba haciendo frío, espero no agarrar un resfriado con este vestido, estaba nerviosa, el asiento se sentía más incómodo que de costumbre, y no dejaba de mover mis pierna izquierda.

-¿Que tienes? Parece que estás a punto de sufrir un ataque epiléptico.

-Estoy nerviosa.- respondí.

-¿Porque?

-Porque... Nada, no es nada.

Él solo se quedó callado por un momento, con la vista clavada al frente.

-Sorprenderás a todos.- dijo.

Lo miré pero el tenía los ojos en la carretera, no sé a que se refería, ¿me veo bien?

Llegamos a un restaurante de 13 pisos, por fuera parecía un edificio normal, pero todos en la ciudad sabían que era uno de los restaurantes más lujosos y caros, solo personas importantes pueden darse el lujo de venir aquí, los dos bajamos, le entregó las llaves a alguien para que estacionara el auto, me ofreció su brazo para que yo metiera el mío y me pudiera apoyar, así ya no tendría posibilidades de caerme y hacer el ridículo en frente de todos, entramos al lugar, habían personas por todos lados, todos portaban ropas muy hermosas y seguramente caras, nos introdujimos entre las personas, nos encontramos con el señor Joaquín acompañado de su esposa Dorotea.

-Hola, me alegra que estén aquí, mi esposa y yo les queremos pedir disculpas por lo ocurrido, por eso les organizamos esta cena especialmente para ustedes.- habló eufórico.

-¿Que dicen si empezamos de nuevo?- pregunta la señora Dorotea.

-Está bien, sería grosero de mi parte decirles que no, después de organizar esto.- habló mi jefe.

-Me parece perfecto, entonces ¿que les parece si pasamos al comedor? No tardan en servir la cena.

Fuimos hasta una enorme mesa, todas las personas ganaban lugar en ella, los dos tomamos asiento.

-¿Nos podemos sentar aquí?- preguntó una voz demasiado conocida.

Al levantar la vista me encuentro con la señora Hanna la mamá del señor Min y Demián.

-¿Que haces aquí?- preguntó mi jefe.

-El señor Joaquín nos invitó a tu hermano y a mi, él es una muy buena persona.

Demián me dio una sonrisa, yo trate de devolvérsela pero el ambiente se había tornado incomodo, la señora Hanna se sentó justo en frente de nosotros junto a Demián, tardaron unos minutos en pasarnos la comida, era algún tipo de sopa espesa color blanca, miré mi plato por unos segundos.

-¿Que pasa T/N? ¿No te gusta ese platillo?- pregunta la señora Hanna con un tono que me pone incómoda.

-¿Nos dejas comer en paz?- pregunta mi jefe de mala gana.

La señora Hanna se queda callada por un momento pero no fue por mucho.

-Como quería conocer más a T/N, me tomé la libertad de investigar sobre ella.- se limpió la comisura de sus labios con una servilleta, se tomó su tiempo y continuó hablando.- Así que contraté a un detective privado.

Toda expresión se borró de mi rostro, ella parecía estarse burlando de mí con la mirada, el señor Min dejó su cuchara en su plato provocando un sonido, parecía que en cualquier momento se lanzaría sobre ella a estrangularla, pero algo me decía que no solo se trataba de mí, la señora Hanna y él no tienen una muy buena relación, eso nos lleva a una interrogante.

¿Por qué?

-¿Sabías que estuvo en el orfanato de Busan por cuatro años?- le pregunta a mi jefe.-Ni siquiera sus padres la quisieron.

-Mamá ya basta.- le dice Demián pero ella solo lo ignora.

-Ella ni siquiera tiene un hogar, no tiene a nadie en el mundo, es tan solo una pobretona, no tiene ni un centavo partido a la mitad.

-¡Ya basta!- le ordena mi jefe, las venas de su cuello están resaltadas.

-Ella no pertenece aquí.- dice mientras me mira.

Me levante de la mesa, la silla hizo un sonido por todo el lugar, sé defenderme y que esté en un evento con personas ricas y que traiga puesto un vestido no evitará que exprese algunas cosas.

-Que no tenga dínero no me hace ni mejor ni peor persona, pero, si tener dinero implicaría ser tan miserable y tan inhumana como usted, entonces no quiero, prefiero seguir siendo una "pobretona" que convertirme en alguien como usted, y tiene razón no pertenezco aquí, y no me interesa pertenecer- la señora Hanna me mira con ganas de querer matarme -Y si me disculpan, hay una lata de frijoles media comida que me está esperando en el refrigerador.

Salí de ese lugar, estaba tan enojada, ¿quién se creía al investigar sobre mí, sobre mi vida?; caminé hasta la salida, quería irme de ahí, las lágrimas ardían queriendo salir, pero me negaba a dejarlas libres, no había llorado antes y no lo haría ahora.

Don't Leave Me / YoongiWhere stories live. Discover now