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Observó el trayecto que la castaña había recorrido anteriormente y se rascó la nuca, inseguro, ante la mirada atenta y confusa de Hailee.

Después de unos segundos, volteó hacia donde la otra castaña se encontraba sentada y ella se encogió de hombros, confundida.

-Ella... se me hace muy conocida, creo que la he visto en algunos lugares. -dijo la chica, sin conocer el oficio de la menor de los Cabello. Shawn se dirigió al costado de Hailee, sentándose en el mueble donde antes había estado antes de que Camila haya aparecido llorando de la nada.

-Pues... es modelo. Seguro la has visto en alguna publicidad o algo parecido. -dijo el chico, sin dejar de observar las escaleras, pensando en qué le podría haber pasado a Camila para que se encuentre de esa manera.

¿Problemas en el trabajo con alguna campaña? ¿Problemas en la escuela? ¿Problemas con sus amigos?

¿Qué podrá ser?

-¡Eso! Creo que la vi en uno de los buses, con la marca GUESS y su novio... -dijo haciendo memoria.-  Ahora todo tiene sentido. -señaló la castaña, con una sonrisa al haberla reconocido. Era la famosa modelo, Camila Cabello, de la que todos hablan y a la que todos aman.

Shawn, en ese punto, apenas escuchaba a Hailee. Su cabeza estaba en las posibles circunstancias por las que Camila habrá pasado para estar en ese estado tan... triste.

Mentiría si decía que no quería salir corriendo tras la castaña a averiguar qué es lo que le ha pasado y tratar de que se sienta mejor... Pero no quería ser un maleducado y dejar a Hailee ahí sentada, sin hacer nada, o botarla de la casa solo por Camila.

Peor aún si es él quién la ha invitado a su casa.

No puede hacer eso, él no es de esa clase de chicos. 

-Sí, seguro es por esa campaña. -dijo Shawn, sin tanta atención, con la mente en otra parte, sin poder disimularlo del todo.

¿Y si tuvo problemas con Alessandro? Eso siempre la ponía mal, le cambiaba el humor y todos podrían darse cuenta si enserio la conocían y le prestaban interés. 

Claro que eso es algo que Shawn se daba cuenta, al instante.

Hailee se removió en el mueble y miró hacia toda la casa, sin saber exactamente qué hacer.

Ya sabía que el castaño no le prestaba atención en ese momento por lo que recién había acontecido, y no lo culpa. Tiene todo el derecho a preocuparse por la castaña al haber pasado en ese estado, y más aún si él vive en la misma casa que ella.

Seguro son muy buenos amigos y está preocupado por ella.

¿Por qué no le dijo que vivía con alguien tan reconocido?

Hailee observó el techo, siguiéndolo con la mirada y llegando a las paredes, como si evaluara cada parte de la casa en la que se encontraba, pero la verdad era que no tenía la mínima idea sobre qué hacer. No quiere sonar impertinente ni nada de eso, así que sólo se mantuo callada.

Él no dejaba de pensar en Camila, aunque no quisiera admitirlo.

Suspiró, inseguro sobre lo que iba a hacer en ese momento por la chica, pero si no lo hacía, no iba a estar tranquilo y haría hasta sentir incómoda a Hailee debido a su falta de atención a ella.

No se lo merece.

-Eh... Haile... -comenzó el chico, nervioso, cuidando de que ella no se enoje o reaccione mal contra él.

Si te invitan a una casa y luego te piden que te vayas, lo más lógico es enojarte con esta persona, ¿no? Es decir... no se ve muy bien hacer eso, ella tendría toda la razón en incomodarse.

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