Capítulo 16 - Los hombres si lloramos

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El murmullo de las personas era ensordecedor,  el auditorio debía estar completamente lleno... y eso empeoraría los nervios de Sakura. Era su primera presentación y era normal sentirse ansioso, pero el truco estaba en dejar que la música invadiera nuestros cuerpos y se apoderara de nuestros sentidos. Lo demás vendría por sí solo.

—Allí están —dijo Eriol

Al sentir que se detenía, asumí que estaba cerca de Sakura y por eso la llamé.

—Ninfa...

—¿Listo? —escuché preguntar al chico, levanté mi pulgar en respuesta. Estaba lo más listo que podía estar en esta situación. 

La banda que estaba tocando terminó su presentación y nosotros éramos los siguientes. De un momento a otro, sentí el pequeño cuerpo de Sakura chocar con el mío. Estaba temblando y eso era una señal de que iba a salir corriendo si la dejábamos.

—Bueno, llegó la hora —escuché decir a un chico.

Varios pasos se alejaban de nosotros, seguramente subiendo al escenario, pero el cuerpo de Sakura no se movió.

—¿Sakura? —No obtuve respuesta.

Suspiré y la obligué a voltearse hacia mí, tomándola de los brazos para asegurarme que no huyera.

«Lleva una chaqueta de cuero» pensé sonriendo y traté de imaginármela.

—Hablamos de esto anoche —dije—. No hay nadie mejor que tú para hacerlo.

—No puedo ni moverme...

—Yo estaré contigo —Moví mis manos de arriba hacia abajo, acariciando sus brazos por encima de la chaqueta—. Recuerda lo que te dije... no estarás tocando y cantando para ellos, lo harás para mí.

—Dios... aun así no dejo de temblar.

—El temblar está bien, el sentir miedo y nervios está bien, cariño. —dije, tratando de infundirle más confianza—. Eso demuestra que sientes y estás viva. Disfrútalo, gózalo y sobre todo... compártelo con tus seres queridos que están esperando verte y escucharte...

—Shaoran...

—¿Estoy yo entre ellos, Sakura? —me animé a preguntarle. Aunque ya supiera la respuesta, quería oírlo—. ¿Estoy yo dentro de ese grupo privilegiado?

—Lo estás... —dijo en un susurro—. Encabezas la lista.

—Entonces toca y canta para mí.

Sentí que me tomaba de la mano y la apretaba con fuerza, ya no temblaba. Me jaló un poco y, confiando en ella la seguí hacia el escenario. Todos debían estar ya ubicados y cuando ella me soltó, asumí que ese era mi lugar. Saqué la guitarra de su forro y me preparé.

La luz que me guía en la oscuridadWhere stories live. Discover now