Capítulo 15 - El anhelo de un beso

1K 101 44
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Después de esa confesión, Mei tomó mi mano con fuerza y Eriol tomó la otra. Si alguien fuera de nuestro circulo nos veía, probablemente se llevaría una idea equivocada y eso me hizo reír.

—¿De qué te ríes? —preguntó Mei indignada—. Tenemos una situación sentimental aquí.

—Debemos vernos como si estuviéramos en una sesión espiritista o algo así —dije sin dejar de reír y ellos comenzaron a reír conmigo.

Mis primos eran especiales, pero siempre podría contar con ellos y estaría agradecido de por vida por estos pequeños instantes donde me mostraban su apoyo incondicional.

—Espero que Sakura se dé prisa... Si no viene en cinco minutos, invadiré la cocina.

—Deja el desespero, Mei —dije riendo.

—Tú mejor que nadie sabe que me transformo cuando tengo hambre.

—¿Jiang sabe de tu lado oscuro? —preguntó Eriol, burlandose.

—No lo sabe y espero que se mantenga así —dijo y podría jurar que tenía una sonrisa diabólica en su boca.

Unos suaves pasos se acercaron a nosotros y en seguida, un golpe sordo en la mesa se escuchó.

—Estamos de muy mal humor —dijo Meilin.

—Cierto —concordó Eriol.

No entendía de que estaban hablando hasta que noté el tono molesto que utilizó Sakura al hablar a mi lado.

—Pues deberías mirar hacia atrás y notar que no soy la única, querido Eriol.

Sakura no estaba molesta, estaba furiosa y no sabía por qué. Estaba preocupado por ella, aunque no en gran medida, porque mis primos estaban tratando de picarla.

«Entonces no es algo serio» pensé, pero, aun así, estaba curioso.

Tanteé con mi mano alrededor de la mesa hasta que logré dar con la suya y le di un ligero apretón para llamar su atención.

—¿Te sucedió algo? ¿Puedo ayudar?

—No... no te preocupes, todo está bien —dijo más tranquila.

Solté un suspiro, sintiéndome más tranquilo, y dejé ir su mano, aunque no quisiera hacerlo. Sakura y yo no éramos nada... y no era normal que un hombre estuviera tomándola de la mano cuando le diera la gana, aunque el hombre en cuestión quisiera estar pegado a ella todo el día.

Su aroma se filtró por mi nariz mucho más y sentí su cabello haciéndome cosquillas en la mejilla. Se había inclinado hacia mí para susurrarme algo al oído.

—Espero te gusté la marquesa, pedí que la incluyeran en el menú para ti —dijo a mi oído y una sensación agradable me recorrió el cuerpo entero.

La luz que me guía en la oscuridadWhere stories live. Discover now