El preludio de mi oscuridad

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Seis Años atrás

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Seis Años atrás

Miré mi reloj, marcaba las tres de la tarde. Mierda ¡Ya llevaba veinte minutos parado en la puerta de la escuela sin hacer nada! Y mi padre sabía cuánto odiaba esperar ¡Y todavía así se retrasa! Lo peor era que siempre ocurría. Iba a tener que decirle unas cuantas cosas cuando lo viera porque no iba a dejarlo pasar... otra vez.

—¿Aun no llega tío Hien?

Escuché la voz de mi primo a mi lado. Resoplé molesto y volví a mirar mi reloj.

—Esto es el colmo, Eriol —dije molesto—. Él fue quien me llamó desesperado para pedirme que lo ayudara a escoger un buen regalo para mi madre...

—Sí... los obsequios de mi tío son... muy particulares.

«Ni que lo digas...» pensé refunfuñando. Mi padre era un gran hombre que había logrado equilibrar su vida de empresario con la vida familiar... y hasta lo admiraba por eso... pero era un asco eligiendo obsequios. Podía recordar lo que mi padre me había dado en mi cumpleaños número ocho... había estado tan emocionado abriendo el paquete... para encontrarme al final con un kit de limpieza para el violín que mi madre me había obsequiado ¡¿A quién rayos se le ocurría regalarle a un niño de ocho años un kit para limpiar algo?!

—Allí viene... —Lvanté mi mirada hacia el final de la calle, al escucharlo.

El auto de mi padre se acercó hasta nosotros y bajó el vidrio. Tenía una sonrisa de disculpa, pero eso no lo iba a salvar del condenado regaño que le daría.

—Lo siento, hijo. Mi junta se extendió más de lo planeado.

—Pudiste haberme llamado —sisié entre dientes.

—Mi celular se descargó... No te enojes, por favor, y sube ya que es tarde.

¡¿Y de quién diablos era la culpa?!

Negué con mi cabeza y subí al auto. Aunque peleara con él, nunca iba a cambiar.

—¿No vienes con nosotros, Eriol? —preguntó—. Puedo hablar con los profesores y aprovechamos de tener una tarde de hombres.

—Lo siento, tío. Pero como vicepresidente del consejo estudiantil, debo cubrir al presidente que se está fugando con usted en la reunión de hoy.

—No me dijiste que tenías reunión en el consejo, Xiao Lang.

—Ya no importa. Eriol me pasará un resumen y mañana arreglaré el desastre que harán sin mí —dije riendo y Eriol me mostró su dedo de en medio.

Sin perder más tiempo, nos despedimos de mi primo y arrancamos, rumbo al centro comercial. Mi padre iba hablando acerca de nuestra empresa... y digo nuestra porque me ha estado entrenado desde siempre para que algún día tome su lugar. Por eso estudiaría economía cuando entrara a la universidad... aunque a mí me gustaba mucho más la música... bueno, quizás podría dejarlo como un hobby.

La luz que me guía en la oscuridadWhere stories live. Discover now