Luego de unos minutos más al teléfono, cortó la comunicación con mi hermana, no sin antes invitarla a la graduación de finales de mes. Me pongo de pie más sonriente que cualquier otra mañana, a pesar de haber madrugado y entró a preparar el desayuno para las chicas con energías renovadas.

— ¿Por qué tan de buen humor? —pregunta Elle, tomando su lugar en la mesa y sirviéndose una tortita del centro. — ¿Y todo esto? —señala a la comida. — ¿Quién cumple años?

Violeta se sienta también y me mira con ojos sabios, a la vez que sonríe.

— ¿Vendrá alguien a acompañarnos? —adivina Vi y niego.

— ¿No puedo hacer un desayuno decente sin que me asalten con preguntas? —río y me sirvo también.

—Supongo que estoy sorprendida. —responde Elle con la boca llena. — ¿A qué se debe este cambio?

—He tomado una decisión.

— ¿Vas a casarte con Jax y a tener muchos y hermosos bebés? —salta de emoción Elle y Violeta alza su mano.

— ¡Pido ser la madrina! —Elle le lanza un trozo de comida a la cara.

—Esa voy a ser yo.

—Chicas, nadie se va a casar. —río por todo el drama y me miran extrañamente decepcionadas. —Por lo menos no de momento.

— ¿Entonces? —hace un puchero Vi.

—Tomé una decisión que tiene que ver más que nada conmigo. —Les cuento, Elle rueda sus ojos, pero me escucha. —Estoy dispuesta a dejar que pase lo que tenga que pasar con Jax a pesar de que tenga que irme en un mes a San Abel.

Para mí sorpresa se mantienen mudas un rato, hasta que Elle aplaude y me anima. —Esa es mi chica.

Después de las chicas, solo quedaban unas cuantas pocas personitas más que se enterarán de lo que estaba pasando en mis futuros planes:

Dave, quién no tenía más que aceptar el hecho y seguir siendo feliz junto a su chica está vez.

Mis padres, que era a quién más miedo tenía de su reacción.

Y el elemento principal, Jax North.

Pero todo tenía que llevar un orden, por ello cuando me encontré con Dave en el pasillo sin llevar a Elizabeth colgada del brazo, decidí no ignorarle y pasar inadvertida.

Me acerqué hasta él y sonrió de lado al verme, incómodo al parecer. Después del sábado todo estaba más que claro entre nosotros.

—Hola. —saludé primero, ante su repentino silencio.

—Hola Lane. —correspondió a mi saludo. Recordé aquellas veces en las que ni siquiera sabía mi nombre, cuando aún éramos extraños y no existían situaciones incómodas entre ambos. — ¿Cómo estás?

A pesar de la significativa amabilidad de siempre, está vez la noté forzada. Sabía que la merecía.

—Estoy bien, ¿Tú cómo estás? —A pesar de la fría conversación, no me iba a echar para atrás ahora.

—Bien. —creí que tendría que trabajar más duro en la conversación, pero entonces prosiguió. — ¿Cómo estuvo tu cita con Jax?

—Genial, gracias por preguntar. — pasé mis libros a mi otro brazo por el peso y añadí. — ¿Y la tuya con Liz?

—Ah, bien también. —suspira y se rasca la nuca. Sé que aún tiene mucho que decir. — ¿Entonces ustedes dos están saliendo? Es decir, como pareja. —afirma, escrutándome con la mirada.

Me encojo de hombros.

—Eso creo, Jax es un buen chico.

— ¿Ya se conocían? —inquiere. — ¿O se hicieron cercanos en la fiesta de Yahir?

—Eso no debería de importar, pero sí, lo conocí poco antes de esa fiesta.

Dave solo asiente.

—Mira Dave yo... —comienzo, pero me silencia.

—No digas nada Lane. —interrumpe. —Solo, no digas nada.

Guardo silencio y la campana al fin toca. Es hora de ir a casa.

—Lane, sé qué piensas que fuiste la segunda opción.

—No, yo...

—Pero en cierto punto dejó de ser así, significaste mucho más y estoy seguro de que si me hubieras dado la oportunidad te hubiera hecho muy feliz.

—Dave... —llamo, pero me vuelve a interrumpir.

—Pero tenías razón. —afirma. —Elizabeth me necesita, tal vez más de lo que pensaba.

Ambos nos quedamos en silencio, ya el pasillo se ha vaciado y está vez no hay nada que interrumpa el hilo de mis pensamientos.

—Así que espero que seas muy feliz, con Jax o con quien decidas al final estar si no es con él. —me sonríe y siento lágrimas resbalar por mis mejillas.

Lo abrazo y me sostiene.

—Gracias. —digo, aún entre sus brazos. —Yo también espero que tú seas feliz Dave. Más de lo que crees.

— ¿Amor? —la voz de Elizabeth nos interrumpe y me alejo de él antes de que malinterprete la situación.

Liz al verme con los ojos llorosos da un paso atrás y luego pregunta si está todo bien, cuando Dave le responde afirmativamente se adhiere a su brazo para marcar territorio y sonrió, dejándolos en su espacio.

Cuando salgo de la institución, me encuentro con varias personas murmurando alrededor de un auto rojo. No es como que muchos autos deportivos de miles de pesos se paseen por estas calles con frecuencia, pero al ver a Jax fuera de éste, recargado contra el costado derecho sonrió y camino en su dirección con renovados ánimos.

Jax retira las gafas oscuras de sus ojos cuando me visualiza y me devuelve la sonrisa, esas que pocos han contemplado de su bello y casi inexpresivo rostro.

Ojalá Louise estuviera aquí para ver esto, niego con una sonrisa y me plantó frente a él.

—Hola. —habla, con su sexy acento británico y por primera vez me permito derretirme en el acto.

Así que así se siente ser libre de preocupaciones, podría acostumbrarme con facilidad al cambio.


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Lane Lake ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora