Lane Lake ✔

Capítulo N°21

Jax hace fila para poder ingresar al lugar y mientras esperamos, detiene el auto.

— ¿Cómo son tus padres? Cuéntame de ellos.

—Ellos son geniales, pero desde su divorcio todo ha cambiado en casa. —dice.

— ¿Es por eso que decidiste mudarte a América? —inquiero tomando de su mano, Jax se echa para atrás y recarga su cabeza contra el respaldo del asiento sin soltarme.

Me doy cuenta de que es fácil pasar el tiempo junto a él y que, a pesar de la tensión existe cierta complicidad entre ambos.

—En parte, sí. Papá se ha vuelto a casar con alguien de la mitad de su edad y mamá se ha dedicado a comprar todo lo que el dinero puede pagar. —dice, entornando sus ojos a su nuevo automóvil. —Cada uno lo lleva bien, pero nadie se puso a pensar en lo que la ruptura de nuestra familia iba a significar para mí.

— ¿Cuánto ha pasado desde entonces?

—Unos pocos meses. —responde.

—Y... ¿No hicieron mucho problema en qué te mudarás?

—Al principio no entendían que lo único que quería era alejarme, después convencí a papá de que tenía un buen futuro aquí. —explica. —Yahir ya había firmado un buen contrato con la compañía de inversionistas de su padre.

— ¿Cómo los conoces? —pregunto. —A Yahir y a Nolan.

—Nolan y yo estudiamos en el mismo colegio, él y Adler eran vecinos nuestros. Después Adler creo su propia compañía aquí y Nolan entro a la universidad de Carolina con Yahir. —me cuenta. —Convenientemente, Yahir había sido compañero nuestro en un campamento de Londres al que habíamos ido de niños.

—Eso es genial. —me sorprendo. —Y que los tres hayan decidido estudiar lo mismo.

—No es así. —responde y vuelve a encender el motor cuando la fila avanza. —Yahir y Nolan estudian negocios y yo leyes.

— ¿Pero todos están en la universidad de Carolina, cierto? —asiente.

—Sí, aunque estaban pensando en cambiar a la de San Abel. —suelto un gritito y eso llama su atención.

— ¿De verdad?

—Sí, ¿Por qué, que ocurre?

—Yo planeó estudiar en San Abel a finales de año.

— ¿Ya te llegó tu carta de aceptación? —inquiere sonriente y asiento.

—Sí, a la facultad de medicina.

Jax parece sorprendido, pero al instante refuerza su agarre a mi mano. —Eso es genial, muchas felicidades.

Gracias. —por algún extraño motivo me hincho de orgullo. —Y sí, lo sé. Había esperado mucho tiempo por ella. —responde alegré y aunque Jax también parece estarlo, notó que algo ha cambiado en su semblante.

—Me alegro mucho por ti, Lane. —estaciona el auto en un espacio disponible, en la tercera y última fila del autocine y esperamos a que enciendan la pantalla. —Se nota que es algo que te gusta, serás una estupenda médica.

—Gracias. —le miró. — ¿Qué hay de ti, te gusta lo que haces, lo que estudias?

—Sí, claro.

— ¿Por qué tengo la impresión de qué es todo lo contrario? —inquiero y me mira con el ceño fruncido.

— ¿Alguna vez alguien te había dicho que sabes leer muy bien a la gente? —responde. —No es que no me guste, pero tomé la decisión de estudiar esa carrera por papá, era lo que se esperaba de mí, luego de venir de una larga familia de abogados.

—Pero si no es lo que amas, no deberían de forzarte a estudiar algo que no te gusta. —le ánimo. — ¿Sabes cómo te imagino?

Jax sonríe enternecido. Suelto su mano y señaló su rostro.

—Con la cara llena de harina, un delantal blanco y un montón de comida a tú alrededor. —hago garabatos con las manos a la vez que hablo y le señalo.

— ¿De verdad?

—Sí, cocinas mejor que nadie que haya conocido y eso es decir mucho. —sonrío. —Nunca había probado mejores desayunos de los que tú has hecho.

—Gracias Lane. —murmura.

La película comienza y recargo mi cabeza sobre su hombro.

—De nada.

Nota mi incomodidad y suelta una carcajada, acomoda los asientos de tal manera que quedan a la altura y es él quien, al estar más alto, recarga su cabeza contra mi hombro. Entonces me doy cuenta que no importa cuán incómoda me encuentre, Jax hace lo posible para que todo resulte mágico y tierno.