{capítulo cuarenta y ocho} parte II

2.9K 91 11
                                    

Estaba en un real y vívido shock emocional, mientras miraba la prueba de embarazo. Había escuchado hablar de ellos pero nunca había tenido uno antes. Y no sabía si era posible que estuviera consiente de ello, pero lo estaba. Me sentía como si estuviera en un sueño, sin poder pensar en nada más que en el hecho de que estaba en un shock y sin poder mover nada aunque lo intentara.

Las gemelas estaban quietas y muy calladas también, pero no había visto sus caras aun. No habíamos dicho nada desde que salí del baño con la prueba positiva en la mano.

-Esas cosas no siempre están acertadas, ______ -dijo Nedime después de un largo rato- probablemente es algún desequilibrio en tus hormonas, solamente. Te has cuidado ¿no?

-No -contesté en un susurro.

Tonta. Tonta. Tonta. Tonta.

-¡¿No?! -rugió Yamin, llena de incredulidad. Levanté mi cara por fin y les di a ambas una mirada de derrota.

-No -repetí- nunca. Nunca, nunca. Tenemos tantas cosas en la mente todo el tiempo... esto nunca... ah, mierda.

{...}

-Efectivamente, señorita Ferré -anunció la doctora Gerard, leyendo mis resultados con cuidado y una leve sonrisa, como si fuera una buena noticia. Dejé salir todo el aire y bajé la cabeza, completamente resignada. Había estado albergando esperanza de que la prueba estuviera equivocada, pero no era así.

Había un pequeño Justin dentro de mí y ahora estaba científicamente comprobado.

Las gemelas tomaron mis manos todo el camino del despacho de la doctora Gerard a mi casa, tratando de darme ánimos y de decirme lo bien que todo iba a estar porque Justin me amaba y estaría encantado de empezar una familia conmigo, aunque fuera más pronto de lo esperado. Sus argumentos no eran muy convincentes, para ser sincera, y aunque las amaba muchísimo por ser tan tiernas conmigo y tratar de hacerme sentir mejor por mi estupidez, necesitaba ser regañada, y no precisamente por mi papá. Por eso llamé a Graham cuando estuve sola, tirada en mi habitación, llorando en mi piso con una pizza completa a dos rebanadas de acabarse.

-¡Que estúpida! -gritó Graham, sin poder creerlo- eres la persona más estúpida que ha pisado la tierra y tu maldito novio también, no puede ser cierto ¡¿Cómo demonios se les ocurre?! ¡¿Cómo fue... ¡Dios! Tengo tantas ganas de lastimarte ahora mismo. Tenías que asegurarte de una cosa, ______, una maldita cosa, y lo arruinaste. No tienes idea en lo que te has metido. Un hijo es una cosa de siempre. Tú no eres una persona de bebés y si me tomo el lujo de adivinar, Justin, el señor Mal Temperamento, tampoco lo es.

-Él no lo va a querer -sollocé, masticando con dificultad y limpiando mis lagrimas.

-No, yo no creo que lo quiera, para ser honesto -estuvo de acuerdo, con una voz neutra- pero no hay nada que hacer, más que aceptar que serás una mamá joven. Yo fui no deseado también, mi papá no me quiso hasta que tuve como unos cinco años y no me va tan mal. Estas cosas pasan todo el tiempo.

Dejé la pizza en el suelo y cubrí mi cara. Llorando, ahora porque estaba preocupada por mi hijo o hija o lo que fuera que tuviera dentro ¿podría sentir si Justin lo rechazaba? ¿Podría tomar rencores y crecer como un muchacho dañado, como su padre? Tenía tanto de qué preocuparme de repente. Si había algo de lo que estaba completamente segura era de que Justin odiaba a los bebés, tomando en cuenta que prácticamente vivía en mi casa últimamente porque no soportaba tener que escuchar a su nueva hermanita, Jordannia, llorando todo el tiempo. Lo había tenido quejándose de su hermana conmigo desde hacía tres meses que nació. El nuevo bebé dentro de mí era un castigo para él por ser tan cruel con Jordie, estoy segura de eso.

ρeω, ρeωDonde viven las historias. Descúbrelo ahora