Tragué saliva y respiré hondo, no debía preguntar, no deseaba incomodarlo.

- Fue mi padre - dijo girándose ligeramente hacia mí - Son antiguas, pero todavía son visibles.

- Vaya, lo la-

- No lo sientas, yo me las gané - empezó a acercarse a mí con paso marcado. Se sentó a mi lado, y jalando mi mano, la colocó sobre la herida ya cicatrizada - Esto es a lo que temo.

- ¿A tu padre? - pregunté vagamente.

- No, temo que él te haga esto a ti, incluso me atrevería a decir que esto es poco - habló nostálgico - Si fue capaz de dañar a su pareja, no sé de lo que sería capaz si te tuviese a ti entre sus zarpas.

Su gestó estaba fruncido, tenso. Pasé mi mano por su dorso con sutileza, recorriendo aquellas cicatrices con mis dedos.

- No quiero que pienses en eso - dije - No voy a permitir que algo me pase.

- ¿Cómo puedes estar tan seguro de eso? - preguntó con una sonrisa triste en el rostro.

Jalé su mano en un movimiento rápido y la llevé al centro de mi pecho, justo a mi corazón. Él se veía sorprendido, no debió pensar que haría eso.

- No estoy seguro de nada - susurré, apretando su mano - Solo sé que si estás mi lado, voy a ser capaz de lo que sea ¿Cómo puedo estar tan seguro? Nunca estoy seguro de nada Viktor, desde que perdí a mi familia, lo único de lo que estaba seguro es de que tenía que vivir, incluso si a veces me sintiera muerto. Ha sido así desde hace ya tiempo atrás, pero ¿te digo un secreto? - lo miré con dulzura - Creo que gracias a ti mi mundo está recobrando sentido, Viktor. No estoy seguro de nada, pero te diré que haré hasta lo imposible para estar a tu lado.

Noté como una lágrima apareció tímidamente en su rostro. Luego otra, y otra. Llevó su otra mano hacia sus ojos, y los cerró con fuerza. Bajó su cabeza y se inclinó hacia mí.

- No te voy a fallar, Yuuri - sollozó - Te prometo que no te voy a fallar - entrelazó sus dedos con los míos, y llevó mi mano hacia sus labios, dejando en ella un casto beso.

- Hey, hey - limpié una lágrima que recorría su mejilla - no llores - posé mi mano en su perfilado mentón - tratemos de estar felices. Creo que ambos ya lloramos suficiente en esta vida.

- Já - rio seco - espero que nos pongan las cosas más fáciles en la segunda.

- ¿Y, por qué más fáciles? - pregunté con curiosidad.

- Porque así podría encontrarte más rápido - susurró mientras trataba de detener su llanto - Así hubiese estado a tu lado más tiempo y nadie trataría de dañarte.

- Bueno, ahora estamos juntos - hablé positivo - solo fueron unos veinticinco años aproximadamente.

Él rio y se levantó de nuevo, movió mis cabellos, me dio un beso en la frente y luego ingresó al baño, cerrando la puerta tras de sí.

Revisé mi horario con rapidez, ese día sería una sesión especial, dado que el año estaba finalizando. La indicación era "formal" Así que opté por mandar a traer un traje color azul obscuro un tanto entallado, una camisa blanca fit, una corbata terracota y unos zapatos negros con punta de caja.

Viktor salió del baño en cuestión de escasos minutos, tenía una toalla amarrada a la cintura y cargaba su ropa con su mano libre. Sus cabellos estaban todavía húmedos, y sus largas pestañas tenían diminutas gotas de agua atrapadas.

Se veía muy sensual...

Me di dos golpes en el rostro con las palmas de mis manos. Primero el trabajo, segundo lo demás.

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