Capítulo 4

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Narra Yuuri:

Leí la carta que Yurio me había enviado tal vez unas dos veces hasta que entendí bien lo que quería hacer.

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"Katsudon. Sabes que no me gusta escribir cartas, pero cambié de celular por medidas de seguridad y perdí tu número.

Bueno, el tema no es ese. Tomé en cuenta lo que me comentaste la otra vez que hablamos, ya sabes, eso de me siento solo, y se me ha ocurrido una idea brillante (como cualquiera de mis ideas obvio).

Otabek tiene algunos amigos alfas que también desean conocer a más omegas, ¿quién sabe? Quizá puedas conocer a alguien bueno para ti, tal vez ese "alguien" que tanto esperabas está más cerca de lo piensas.

Solo, ni se te ocurra darte por vencido. Sé que aún no estás en condiciones óptimas como para tener una relación, mucho menos como para estar buscando a tu destinado, pero... No te haría nada mal salir de vez en cuando. Se te hará raro leerlo de mí, pero, hay personas aquí que se preocupan por ti.

Iremos con un invitado o invitada (la verdad, lo que salga primero). Vístete bien, no exageres.

Te esperamos en la cafetería cerca de tu casa, esa nueva que abrió hace un mes, la que tiene estilo vintage y es experta en café.

Estaremos allí hasta las 23h30. À plus tard.

Yuri Plisetsky"

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Entonces comprendí. Él planeaba una especie de cita a ciegas para mí... ¿¡Una cita a ciegas!? ¡Nunca he estado en una cita a ciegas antes! ¿Qué se supone que debo hacer en una de esas? ¿Me tendría que vestir elegante...?

Ese chico... Si bien lo adoraba, en esos momentos quería ahorcarlo por hacer algo así sin previo aviso.

Me dirigí a mi walking closet y me puse lo primero que vi. Una polera color salmón con capucha, unos jeans a la cintura y unas zapatillas superstar. Simple, informal, pero se me veía bien.

Cogí las cosas necesarias, mis llaves, dinero, mi celular y algunas tarjetas

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Cogí las cosas necesarias, mis llaves, dinero, mi celular y algunas tarjetas. Guardé las cosas en los bolsillos de mi pantalón y fui a la puerta con las zapatillas en mano. Dejé las zapatillas cerca del banquito que está al lado de la puerta para primero despedirme.

- Volveré pronto – dije mientras me arrodillaba frente al altar. Estuve así unos diez segundos hasta que levanté. Fui a la puerta y me amarré las zapatillas con calma para después salir.

Al final, no fue necesario llamar a mi amigo, él ya había dejado claro lo que debía hacer.

Cuando bajé del ascensor me puse la capucha de la polera y caminé con paso acelerado. Recientemente había un grupito de fans siguiéndome a donde fuese, y eso llegaba a ser algo... hostigante. Siempre supe que la vida de alguien "famoso" era complicada y que no tenían privacidad, pero eso se me hacía algo difícil de aceptar del todo.

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