Si bien, el departamento es grande y lujoso, cada vez que llegó y me doy cuenta de solo estoy yo, siento la misma sensación de cuando vivía en Londres, antes de conocer a la Señorita Garner. Soledad y frío. Sé que Saiko vive para su trabajo y ella es muy feliz en un mundo lleno de cámaras y viajes, pero para mí es muy casado. No pude seguirle el ritmo y por eso me quedé, pero...

Sentirme sola de nuevo no era exactamente lo que tenía planeado.

Hay noches en las que tomo sola hasta caer mareada mientras doy vueltas por todo el departamento. Me carcome el sentimiento, había olvidado lo horrible de la soledad. Más cuando la comparo con la época en la que vía con... Nora.

Sí, hay muchas noches en la que vuelvo a pensar en ella. Incluso esos meses viajando con Saiko, no pude evitar pensar en su cabello rubio y sus ojos tan azules. A veces siento el impulso de llamarla o preguntarle a Thomas como está, pero no lo hago.

Me recuerdo que ella está con alguien más.

Y yo también.

Para mi suerte, no he pedido la cordura gracias al centro comunitario que está cerca de aquí y donde vive mucha gente extrajera. Me ofrecí como voluntaria para dar clases de fotografía y me siento contenta de al menos salir para algo útil.

Miro por la ventana, es un día nublado y frío. Claro, pronto se acerca el invierno y la época navideña. De hecho, ya hay muchos adornos y luces en las calles. Aquí es más un evento de parejas que algo familiar. Eso me recuerda el mensaje de Saiko de ayer en la mañana en el teléfono:

Jenny:

Voy a tomar el vuelo más próximo a Tokio y el resto del mes estaremos juntas. No más viajes, ni trabajo. Esta vez, hasta febrero.

Así que te veré en nuestro departamento.

Atte.: Saiko.

Saco mi teléfono y miro el mensaje de nuevo, me hace sentir aliviada. Sin embargo, la batería ya casi se acaba. Maldita sea. Mejor lo apago por ahora.

—Leí en las noticias que hoy será la primera nevada de diciembre. —Giro hacia un lado y me encuentro a la Señora Connor, una viejita que tiene 20 años viviendo en Japón.

—¿En serio? —Me preocupo —Espero que mi pareja llegué antes de que suceda. Los vuelos se retrasan por eso.

—Es cierto que las nevadas son terribles, pero también tienen algo bueno. —Sonríe—. Es bonito ver como empieza a caer la nieve en las calles.

—Eso es cierto, tiene su encanto.

—¿Sabes? Una amiga coreana me dijo una vez una leyenda que tienen por allá. Dicen que si vez la primera nevada junto a tu persona especial, significa que es amor verdadero. Tal vez... puedas verlo esta noche junto a tu pareja.

Eso suena tan romántico.

Me pregunto si eso podría pasar esta noche.

*****

En cuanto salgo del centro comunitario, voy al supermercado. Tenía la intención de comprar algo para preparar esta noche, pero no esperaba que hubiera tanta gente, pocas cosas y largas filas para llegar al cajero. Me está tomando más tiempo del que esperaba. Mientras estoy en la fila, frente al supermercado hay un letrero de una película.

Lo que recuerda a la vez que intenté ver una película de terror con Saiko un día que íbamos en el tren. Ella me dijo que no quería ver nada con gritos y sangre. Ella prefería ver una comedía en ese momento. Yo acepté, pero terminé decepcionada de tener que ver algo que no entendía muy bien. A Nora sí le gustaba ver las películas de terror conmigo.

Perdóname, AmigaWhere stories live. Discover now