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Los Ángeles, California

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Los Ángeles, California. 

Septiembre. Año 1999

Genial. Hoy comienza otro año de preparatoria y no, no lo digo entusiasmada. Odio estar sola, pero no puedo hacer amigos. Todo me molesta. La gente me irrita y me desespera. Odio todo. No sé. Todo me irrita.

Solo quiero desaparecer y no tener que levantarme todas las mañanas para llegar este patético lugar.

Acaso, ¿No hay algo interesante? ¿Todo tiene que ser tan monótono? Mierda.

Mejor me siento hasta el fondo, no quiero llamar la atención.

Cuando por fin la campana suena, al aula entra la tutora del grupo y se coloca frente al salón.

—Quiero que le den la bienvenida a una estudiante de intercambio que estará en este salón este año.

Con su mano le indica a alguien desde el pasillo que entre y de pronto aparece una chica de cabello negro y largo, con un fleco recto en su frente. Su piel es muy blanca y sus rasgos son asiáticos, además de que tiene unos ojos... oscuros.

Wow. Qué linda.

No puedo dejar de verla.

Espera... ¿Me acaba de mirar?

Mierda... ¿Por qué...? ¿Me palpita el... corazón?

—Mi nombre es Saiko Wilson, mucho gusto,

Qué bonita voz.

Suena como una muñeca.

La tutora le indica que tome asiento en algunos de los lugares disponibles y justo hay uno frente a mí y otro enfrente. Los ojos de aquella chica siguen mirándome y yo... no puedo dejar de verla.

Por un momento, creo que se sentará junto a mí, pero toma el asiento frente a mí.

Supongo que será mejor así, podré ignorarla seguir con mi vida, ¿No?

Pues luego me di cuenta de lo patético que era pensar así, porque fue peor.

No puedo dejar de ver como su cabello se ondea un poco de lado a otro y puedo percibir un poco el olor a fresas de ella. A veces puedo notar como se recoge el cabello y me deja ver su cuello. Es bonito.

En sí, su piel parece porcelana fina.

Qué hipnótico.

No me... había traído tanto una chica hasta que la conocí.

Qué problemática situación.

*****

Las cosas siguieron así toda una semana. No podía dejar de pensar en esa chica que tan guapa, aunque ni siquiera hemos cruzado palabra. Ni siquiera la saludo al llegar a mi pupitre. ¿Por qué debería hacerlo? Nadie saluda a sus compañeros al llegar a su pupitre. Además, soy muy tímida como para decirle algo.

Hoy que es lunes, llego y ya me la encuentro ahí, aunque está vez la veo rodeada de otras compañeras del salón.

—¿En verdad tu nombre es Saiko Wilson? —Isabella, esa chica molesta de siempre—. Suena como un nombre sacado de esas caricaturas chinas. Qué patético nombre.

Ahí van, a molestar a alguien. Pobre chica.

Sin embargo, parce que Saiko no se inmuta.

—Pobre, debes sentirte superior para compensar algo, ¿No es así? —Saiko no tiene pelos en la lengua—. Déjame adivinar, tu novio rompió contigo o lo descubriste poniente los cuernos con alguien. ¿O será porque hay problemas en casa? ¿Quieres que siga?

Isabella se molesta. En verdad que supo donde pegarle, así que se va. De pronto, Saiko voltea a verme y yo solo sigo mi camino a mi lugar.

Me... impresiona lo fuerte que es.

*****

Más adelante, durante la clase, mientras estamos escribiendo en silencio. Me muevo un poco y uno de mis bolígrafos se cae al piso y rueda hacia el pupitre de enfrente. Aunque estiro mi pierna para alcanzarlo, una mano se me adelanta y toma mi pluma, luego me lo extiende.

Es Saiko y la cual me sonríe.

—Toma —susurra con esa voz.

Nerviosa, tomo la pluma rápidamente. No le contesto y me concentro en mi hoja solo para que no vea mi cara roja.

*****

Al salir de la clase, en la hora de estudio, me dirijo a la biblioteca. Mi sitio seguro. Una vez llego ahí, me voy directamente hacia el pasillo de literatura. Quiero leer una novela de terror, eso siempre me calma. Sin embargo, cuando me estiro para tomar uno de los libros de la repisa de arriba, mi mano choca con la de otra persona.

Resulta ser Saiko y casi me voy para atrás del susto.

—¿Qué haces aquí? —pregunto en voz baja, pero sorprendida.

—Te seguí, tontita.

Qué honesta.

—¿Por qué?

—Quiero hablar contigo.

—¿Q-Qué... pasa?

No sé, estoy nerviosa.

—¿Por qué te me quedas mirando y no haces nada más?

En serio, da miedo lo directa que es. Sí, he visto a otras chicas bonitas, pero ella es la primera que me deja tan impresionada, nerviosa y... que me atrae bastante.

—Y-Yo no...

Desvió la mirada mientras trato de evadirla, pero mis esfuerzos son inútiles, ella me acorrala contra el mueble de los libros.

—Conozco esas miradas pervertidas, pero es la primera vez que una mujer me mira así. ¿Eso te gusta? ¿Ser una mirona pervertida?

—¡Yo jamás he hecho algo así! —casi grito, alterada.

Saiko pone un dedo en mis labios para callarme.

—Además de pervertida, sin modales. Es una biblioteca y debes guardar silencio, tontita. —Sonríe—. ¿Cómo debería castigarte?

—¿Castigar... me?

Antes de que pudiera decir más, me besa.

Mi primer beso y con una chica linda.

Siento muchas cosas en mi estómago, mi cara y mis labios arden, no puedo... dejar de verla. ¿Así saben estas cosas? Solo lo había leído en los libros, qué extraño y... fascinante es en la realidad, aunque también me doy cuenta del algo más.

Me agrada y quiero más.

*****

Hola, hola:

¡Perdóname, amiga ya ha llegado a las 700k lecturas! Wow. Me hace mucha ilusión esto, ya estamos a poco de llegar al primer 1M.

¡Vamos a por ello y muchas gracias por leer la historia!

Atte.: Finnale2412

: Finnale2412

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Perdóname, AmigaWhere stories live. Discover now