Roomies ↝ Yoonmin, Omegaverse.

Tan lindo.

Jimin.

—Gracias —le recibo su café y doy un sorbo, mientras yo le paso mi paquete de galletas. Es apenas nuestro tercer día luego de nuestra toma de decisión, y hemos vuelto a la costumbre de cada mañana desayunar café y galletas. O bueno, yo de su café. No sé por qué, pero siento que se lo preparan más rico a él.

—De nada. Te tengo una sorpresa Jimin, tuve que mover cielo mar y tierra para conseguir el permiso pero... lo logré —me mira y sonríe emocionado.

—¿Una sorpresa? ¿Qué sorpresa?

—Uh, ya lo verás, esta noche. Te encantará.

"Esta noche". Ladeo mi cabeza quizás yéndome un poquito a lo extremo y obvio, y tomo del café pero de una manera analítica y a la defensiva. Él me observa confundido.

—¿Pues qué piensas?

—Mmh... No lo sé... dímelo tú.

—¿Ya te enojaste? —alza sus cejas.— ¿Ahora qué hice?

—Pues, de qué se trata tu "sorpresa de en la noche" —hago comillas con mis dedos.

Frunce su ceño confundido.

—Si te lo digo ya no sería una sorpresa.

—No te emociones Yoongi, eh.

—¿Eh?

—Tampoco creas que aflojaré tan fácilmente.

—¿Pero de qué carajos hablas? —ríe para sí mismo y yo arrugo mi nariz en desacuerdo, no es gracioso.

—Pues en la noche que me niegue te voy a borrar esa risita cabrón.

—¡Jimin! —se carcajea golpeándose los muslos.— Ay no puede ser, ¿Cómo me dijiste? —se limpia las lágrimas aún riendo.

—¡Estoy hablando en serio eh! —lo señalo arrugando mi nariz con enfado, pero en el fondo... también estoy divertido.

—Jimin no estoy hablando de sexo si es lo que estás pensando —ríe más suave.— Es otra cosa.

—¿Ah? —abro mis ojos, realmente creí que él...

—Si creías eso, ¿verdad? —se burla y yo me sonrojo.

—No...

—Bueno, lamento decepcionarte pequeño pero no es eso, tranquilo es algo bueno, ya lo verás —me sonríe y la curiosidad me carcome por dentro.

—Está bien, esperaré entonces —le doy un último sorbo a su café y se lo regreso.— Realmente tu café es delicioso.

—Creo que lo hacen distinto para mí. Una vez Namjoon pidió el de los dos y no estaba tan rico. Quién sabe, comienzo a sospechar que le gusto a la que atiende.

Una punzada en mi mejilla la hace palpitar y carraspeo, comiéndome una galleta. Él... es mío. Él es mío.

—¿La que atiende? —continuo el tema "natural".

—La castañita, esa coqueta sonriente —tira el vaso del café en el bote de nuestro cuarto y va a lavarse las manos, platicando del tema distraído y sin darle mucha importancia.

—Castañita coqueta... sonriente... Sí hay una castaña, pero no es sonriente, es decir, en la vida le he visto una sonrisa en los labios a esa chica. Hasta mamona se ve.

—Oh, pues eso lo explica.

¿Mmh?

"Le sonríe a tu alfa."