En el colegio corre el rumor de que Seo Changbin mató a un estudiante en el verano del 2016, y que por asuntos de dinero aún sigue estudiando y no va a la cárcel.
Felix es nuevo en el colegio y se va adaptando lentamente a su nueva vida en Corea, bu...
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Mi plan más tonto saldría a flote, y me sentí extrañamente alegre ante la posibilidad de que este plan tan tonto funcionara.
Tuve la suerte de contar con un amigo tan conectado como Jisung, gracias a él pude obtener la dirección de Chan y, para ser más descarado, tenía que poner en práctica mi perfecta línea de "Me perdí y necesito usar tu baño; ¡Oh! Qué coincidencia, es tu casa". Si todo salía bien, Kwan me debía más que una nota de "Esfuérzate"; yo estaba haciendo el trabajo sucio. Ni siquiera sabía si éramos un equipo, pero sí lo éramos, no estaba en desacuerdo en saber que él no me acompañaría en hacer este tipo de locura.
Muy pronto sería de noche; corría la mala suerte de no poder ver el jardín y no encontrar la lápida que probablemente estaría bien escondida para que nadie la descubriera. Debía actuar, pero el pánico quería hacer presencia. Estaba en una gran lucha contra mis manos sudadas y la extraña sensación de mi bilis queriendo salir de mi ser.
Comencé a caminar hacia su hogar, que me sorprendió al ver lo lujoso que era. Era la casa más grande de la manzana, y eso que había casas lujosas alrededor. Cuando mi miedo desapareció, miré el timbre; ese botón que hacía unos minutos parecía ser el botón para iniciar el fin del mundo, ahora lucía mucho menos aterrador.
Tomé valor y toqué el timbre, recibiendo al instante una voz que salía de un pequeño parlante junto a él.
-Buenas, ¿en qué puedo ayudarte? –la voz de un anciano se oyó.
-Estoy perdido y necesito usar un baño con urgencia –suplicé con mi peor pronunciación en coreano-. Aún no me acostumbro a las calles por aquí.
La reja se abrió automáticamente, permitiéndome el paso.
Una vez dentro, un anciano bastante elegante me esperaba en la puerta. Llevaba puesto un traje elegante y un raro bigote que no parecía coreano.
-Bienvenido –para mi sorpresa, lo dijo en inglés-. Veo que eres compañero de Christopher.
Miró mi uniforme.
-¿Christopher? No sé de quién hablas –respondí en el mismo idioma-. Quizás lo reconozca si lo veo.
-Oh, sí que lo harás –dijo Chan, apareciendo detrás del mayordomo con una sonrisa-. Qué coincidencia encontrarte aquí, Lix.
-¡Chris! ¡Oh, sí! No esperaba encontrarte en esta casa –los nervios volvieron a aparecer-. ¿Qué curioso, no?
-Puedes dejarnos, Esteban. Yo lo guiaré al baño.
El anciano hizo una breve reverencia y se retiró hacia el interior de la casa.
-¿Quieres pasar?
La inmensa casa de Chan solo logró desesperarme y preguntarme dónde diablos se encontraría su jardín. No parecía haber ningún espacio con plantas en el lugar; había tantos pasillos y espacios que nunca encontraría la salida por mi cuenta. La elegancia del lugar era bastante sorprendente para un chico ordinario que había vivido casi toda su vida en un departamento y ahora estaba en una casa decente. Chan pidió que lo siguiera; era bastante raro verlo con ropa casual, siempre lo veía con el uniforme y raramente con ropa cómoda para bailar.
