El Príncipe Mestizo IV ☆

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Harry sonrió pese a todo y se agachó lo suficiente para besarla con una mano en su cintura y otra firmemente agarrada a su escoba. Teniéndose que separar por otro grito enfurruñado de Ginny, Hermione se alejó hasta las tribunas y él entró a cambiarse.

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—Coote, Peakes, deberían volar hacia el sol, así ellos no los verán venir.

—Yo soy el capitán, McLaggen, deja de darles instrucciones— lo calló Harry enojado.—Solo asegúrate de no dejar pasar los goles.

Una vez que McLaggen se marchó no sin antes mirarlo furioso Harry estrechó las manos con el capitán de Hufflepuff y luego, al silbido de Madame Hooch, dió una patada al suelo y se elevó en el aire.
Mientras volaba de aquí a allá en busca de la Snitch no dejaba de pensar en querer agarrarla rápido, sólo así podría regresar al castillo y saber lo que hacía Malfoy…

—Y ahora Smith de Hufflepuff tiene la quaffle—dijo una soñadora voz que resonaba por todos lados— Ginny Weasley vuela hacia él, creo que a propósito. Smith había sido muy grosero acerca de  Gryfindor y espero que se arrepienta ahora. Oh, miren, perdió la quaffle, Ginny se la arrebató, ella me agrada, es muy amable…

Harry miró hacia el palco del comentarista, seguramente nadie en su sano juicio dejaría que Luna Lovegood comentase el partido, pero ahí estaba con su collar de corchos de botella de cerveza de mantequilla y a su lado, la profesora McGonagall muy incómoda. Harry sonrió y miró alrededor en busca de la snitch.

Momentos después McLaggen le estaba reclamando a Ginny por dejarse quitar la quaffle, sin que se diera cuenta de nada de lo que pasaba, como llevaba haciendo varios minutos luciendose de lo lindo hacia la tribuna donde, estratégicamente, Hermione se encontraba.

—¡McLaggen, la atención al partido!  ¡Y deja de molestar a los demás!—Bramó Harry volteando para mirar perfectamente a su guardián con claro enfado.

—¡Pues tú no estás poniendo un buen ejemplo!— McLaggen le respondió con la cara roja de furia.

—Y ahora Harry Potter esta teniendo una discusión con su guardián—dijo Luna, mientras que en las gradas los Hufflepuffs y Slytherins aplaudían.— No creo que eso ayude a encontrar la snitch…

Insultándolo en voz perfectamente comprensible para quien estuviera cerca, Harry emprendió de nuevo la búsqueda de la snitch, observando los cielos y el campo en busca de la pequeña alada pelota dorada mientras Luna seguía comentando como podía acerca de cualquier cosa menos el partido.

—Setenta a cuarenta, a favor Hufflepuff!— gritó la profesora McGonagall aferrándose al
megáfono de Luna.

—¿Tan rápido?— dijo Luna vagamente.—No, miren, el guardián de Gryffindor tomó el garrote de uno de los golpeadores.

Harry giró en medio del aire. McLaggen tenía el bat en la mano y sonreía carismáticamente, nuevamente allí dónde Harry distinguió la figura de Hermione que, sin embargo lo miraba a él, como suplicándole que siguiera con el partido.
—¿Se lo podrías regresar, dejar de hacer el ridículo y volver a tu posición en los postes?— le gruñó Harry, arrojándole una mirada de enojo a McLaggen al tiempo que éste le propinaba un golpe furioso a una bludger y la despedía lejos, muy lejos.

Una destello de luz apareció frente a los ojos de Harry. Primero los gritos, el rostro de Hermione reflejando miedo, después dolor, y la sensación de estar cayendo…
                               
                               •••••

Sus ojos se abrieron y para su total confusión el paisaje había cambiado, una lámpara colgaba del techo justo sobre a él y los enormes ventanales de la enfermería lo rodeaban.
—Que amable de tu parte pasar por aquí— escuchó a Ron sonriendo.

Harry Y Hermione (one shots) Where stories live. Discover now