Harry Y Hermione (one shots)

We Bonded For Life

Era fantástico y en cierto modo, abrumador pensar que nuevamente otro año había pasado. Lo agradecía.
Ahora podía sentir que su vida era meramente suya, no para nadie más y mucho menos dedicada a salvar al mundo, ahora era solo una persona con aspiraciones y sueños, como cualquier otra. Ya no se tenía que limitar a no hacer planes a futuro por temor a morir, intentaba ser como todos los demás. Camuflajearse entre la gente y sentir que todo volvía a su lugar.  De la guerra ya cuatro años habían pasado y no era mas un adolescente, ahora trabajaba y se sostenía solo, apoyado por sus seres queridos y sobre todo, ella.

Aún le costaba hacerse a la idea de lo afortunado que era, realmente era un hombre con suerte, una que llegó una tarde de agosto hace tres años, lo recuerda perfectamente.
Aún estaba en sus arreglos pendientes sobre asuntos de guerra, entrenando duro junto a Ron en la Academia de Aurores, mientras Hermione se dedicaba a terminar su último año en Hogwarts. Normalmente siempre eran los tres juntos y estar juntos sin ella les permitió una nueva perspectiva de lo mucho que les hacía falta, inclusive Ron que por ese entonces no estaba en los mejores términos con ella admitía que la necesitaban. Acababan de terminar su relación oficialmente, unos meses antes de que los exámenes finales agobiaran a Hermione, fue simple y rápido, Ron quedó con ella en las Tres Escobas en una de las salidas permitidas al pueblo y al volver, le comunicó que habían terminado.
Eso había hecho sufrir a Ron, más por la añoranza de tantos años enamorado  que por verdaderamente ver futuro a su relación, ambos dejaron de hablarse por un tiempo y Harry volvió a partirse en dos para estar en contacto con ambos, cosa difícil con Hermione tan lejos. Y para cuándo se dió cuenta, era demasiado tarde, como si la verdad lo hubiera golpeado en el rostro; estaba enamorado de su mejor amiga. ¿Pero cómo era posible?
¿No decían que el amor toma su tiempo? Ni siquiera podría decir que podía ser catalogado de amor a primera vista, porque cuando se encontró con ella por primera vez solamente se sintió agobiado por la imponencia que transmitía una niña de cabello alborotado y hablar rápido y demandante. Solo sabía que esa niña decía saber todo de él y que, extrañamente se comportó mandona y agobiante. No, definitivamente no era amor a primera vista, sino algo que creció y se fortaleció con los años hasta ser eso que llaman amor.
Quizás el tiempo separados le sirvió como un cambio de perspectiva, lo ayudó a descubrir lo mucho que la extrañaba después de un año entero juntos hasta el final de la batalla.
¿Era tan difícil de entender que se hubiese acostumbrado a verla? ¿A su risa? ¿A sus silencios cómodos? ¿Era realmente amor o simple necesidad de su compañía? Era cierto que durante un tiempo contempló la posibilidad de volver con Ginny. Pero sin el peso de sentirse en obligación de ser un héroe para ella esa paz y la sensación de "una vida normal" a su lado lo aplastó con la monotonía.

Era normal podía hacer lo que quisiera, y Ginny no podía darle más de lo que ya tenía, ambos se conocían y era sin duda, muy compatibles, ¿Pero y después? ¿Qué quedaría cuando esa llama se apagara? No quería arriesgarse a descubrirlo y un día despertar dándose cuenta que en realidad Ginny Weasley no era más que la hermana menor de su mejor amigo.  Ella pareció entenderlo cuando se lo explicó, no con las mejores palabras, y ambos, en mutuo acuerdo resolvieron ser amigos. Algo muy acertado, como debía ser.

¿Entonces que le pasaba con Hermione? Era cierto que él quería dejar los horrores de la guerra en el pasado y también que Hermione se los recordaría siempre al haber estado ahí desde el principio, pero lo cierto era que la quería para sus días malos, para los momentos donde los recuerdos lo agobiaban y para aquellos dónde lo único que quería era compartir su felicidad con ella, verla sonreír feliz por él y recibir esos asfixiantes y espontáneos abrazos. Pero no todo fue sencillo, primero intentó aprovechar las salidas que ella tenía para ir a visitarla, llenarla de unas atenciones que Harry creía que no verían nunca sus frutos y luego tener que verla marchar al Castillo con ganas de seguirla y suplicarle quedarse.