Harry Y Hermione (one shots)

Storm Of Feelings (final)

Harry y Hermione Potter no eran el típico matrimonio.

Podían ser padres modelo, y tener altos puestos dentro del gobierno, pero no eran nada parecido a los monótonos y aburridos esposos convencionales.

Más veces de las que Lily podría contar sus padres se habían ido por días, solo los dos juntos, a cualquier parte del planeta que se les ocurriese para festejar nada menos como el primer día que salieron, o la fecha en que se habían conocido, además de su aniversario y respectivos cumpleaños.

Su matrimonio era sólido, y se conocían de lo que parecía toda una eternidad pero aún así, se buscaban como un par de adolescentes, besándose espontáneamente, tocándose furtivamente y buscándose entre las personas como si fueran solo una pareja de novios y no dos adultos con sus vidas hechas y tres hijos de por medio.

A su edad, Lily sabía que ellos dos ya habían tenido muchas aventuras juntos en Hogwarts, no una niñez ni adolescencia normal y aún así, parecían no terminar de buscar nuevas cosas que vivir juntos.

Su vida se resumía a los dos, si hablaban de Harry Potter inmediatamente se pensaría en su esposa, la honorable, talentosa y respetable bruja, Hermione Potter,  y aunque separados eran igual de increíbles, juntos eran algo poderosamente mágico.

Todavía ahora se hablaba de las fantásticas historias del trío de oro, y había unas cuantas y fantasiosas historias románticas sobre su relación con invenciones y datos reales de por medio. Ellos se habían casado profundamente enamorados, demasido jóvenes quizás, pero lo suficiente maduros como para saber que era lo que querían.

Para cuándo James nació, no podían ser más felices y ellos seguían amándose con locura, una que solo pareció incrementar con la llegada de Lily y Alex.

Era imposible entender que estaba sucediendo entonces, cuando comúnmente actuaban como los consejeros matrimoniales de todos sus amigos, y como soportes básicos del gobierno mágico británico.

Ellos no eran la típica pareja que discutía, no se gritarían el uno al otro ni se dirían palabras horribles e hirientes en medio de acaloradas discusiones. Eso no iba con ellos.

Lo suyo era peor, el silencio era mil veces peor.

Muchas otras veces antes Lily se encontró de frente al divorcio con muchos de los padres de sus amigos y compañeros, ¿Pero eso pasaba en otras familias, verdad? No podía estarle pasando a los Potter, no a ellos… el pensamiento la aterraba.

Aún si hubiera esperado ingenuamente que eventualmente todo se resolvería eso no había sucedido, ni siquiera cuando se vio forzada a volver a Hogwarts.  

—Lo que pasó en el andén no es normal, ellos jamás son así. Incluso creo… que ambos se fueron por lados separados una vez nos subimos al tren.

James masticó sin ganas su comida, lo que era extraño, pues siempre comía con muchas ganas, charlando con todos alrededor.

Hacia apenas dos días que habían vuelto al colegio luego de unas extrañas vacaciones navideñas. Para año nuevo, habían viajado a casa de los abuelos Granger y sus padres se habían limitado a ser cordiales con sus abuelos y fingir que todo iba bien, para cuando fue tiempo de volver a Hogwarts y los despedían en el andén, igual a todos los años, Lily podría jurar que la tensión entre los dos cuando ella y sus hermanos subieron al andén podía cortarse con un cuchillo.

—No seas pesimista, Lil. Seguramente es el trabajo— la consoló Evie, aunque en sus ojos se notaba que no creía en lo que decía.— Aunque escuché a mamá hablando con papá sobre... Bueno, dijo que estaba preocupada por tu mamá, dijo que es muy terca.