Harry Y Hermione (one shots)

Lo correcto

Empieza con lo que es sencillo de recordar, lo demás era demasiado complicado y doloroso como para hacerlo, por eso mismo,tenía una lista que lo hacía sentirse más conectado con el mundo.
Primera, Ron los había dejado.
Segunda, Hermione parece cada vez más débil y alejada, y por último, la búsqueda de Horrocrux es más imposible ahora que nunca. 

No tiene un calendario, mucho menos tiene la fuerza de voluntad como para llevar la cuenta de los días cuando su mente parece estar en otro punto del planeta.  Le preguntaría a Hermione, pero seguro que eso la haría recordar a cierto pelirrojo y entonces acabaría echándose a llorar.
Tal vez un mes, tal vez más, pero la único certero es que están solos, más confundidos que en un principio y en peores condiciones. Harry no deja de pensar que un día, cuando menos lo imagine, Hermione acabará anunciando que se marcha como hizo Ron, que se irá lejos de él porque por fin se a dado cuenta que no tienen un plan, que él no tiene idea de a dónde la esta llevando, y tendría razón. Han pasado por lo largo y ancho de Inglaterra, desde sus costas hasta el norte y centro, pero la verdad es que, vayan donde vayan el invierno parece arrasar por todo el continente.
Ahora mismo agradece que su amiga sea tan previsora, de no ser así ahora estarían congelándose intentando montar la tienda, el clima inestable les dió una mínima de tregua para poner los sortilegios, armar la tienda y meterse dentro a cenar.
Si su sentido de la ubicación no le falla diría que están en algún bosque escocés, nunca antes había salido del país y la verdad es que de haberlo imaginado, nunca hubiera creído que fuera en esas circunstancias.
Plap, plap, plap. Puede oír las gruesas cantidades de nieve cayendo sobre el techo desvencijado de la tienda, el silbido del viento afuera encontrándose con las ramas congeladas pero lejos de eso, es como estar en silencio.
Sus manos se aprietan con fuerza sobre la taza de plástico que hace rato ya a perdido el calor de su contenido, ahora ya no siente sus dedos congelados, es como haber perdido la sensibilidad de sus extremidades, intenta darse calor a sí mismo cubriéndose más con la delgada manta con que Hermione lo a cubierto, pero es casi inútil, siente la nariz fría y el frío cortándole el rostro.
Las capas y capas de nieve no hacen más que crecer y crecer, y Harry teme quedarse atrapado, sepultado vivo en medio de la nada. Tan absorto está en sus pensamientos que podría haber pasado desapercibido el gemido lejano que llega como una extraña melodía mística. Hermione reprime un sollozo desde su asiento a casi dos metros de él, su mirada fija en la entrada de la tienda con angustia y aprehensión, tal vez teniendo los mismos miedos que él, se retuerce las manos cirniendose la manta que la cubre, su nariz roja a causa del frío y sus párpados reacios a cerrarse a pesar de estar cansada.

Harry no entiende cómo, pero es rápidamente azotado por un sentimiento de cólera, con él mismo, pero más aún con Ron. Si él estuviera aquí ella soportaría mejor la soledad, si él estuviera aquí, Harry no se sentiría tan desdichado y abandonado.
Ahora sin él, Hermione está condenada a estar a su lado sin opción alguna.
Vuelve a mirarla entonces, acurrucada en ese rincón desvencijado, cubierta con la misma manta café con la que él mismo la cubrió la noche que Ron los dejó, por una extraña razón, no quiere verla con ella, no ahora que le parece tan lejana a lo podrido que está el mundo, quiere consolarla como no hizo hace días.
Y pone en marcha sus músculos adormecidos y tensos por el frío que se resisten ante el esfuerzo no planeado, es silencioso a pesar de que arrastra los pies por el piso.
Hermione continua con la vista fija y no lo mira hasta que está frente a ella, levanta entonces la mirada de ojos ligeramente rojos y cansados producto de varios días sin dormir correctamente y lo mira, esperando como lleva haciendo hace semanas. Siempre esperando a que él haga algo, entonces, ella podrá ponerse en marcha y seguirle con sólo una petición. Harry suelta una exhalación decidiendo que ahora es cuando debe tomar ese liderazgo tan ansiado, levanta su mano con un esfuerzo que le parece sobrehumano, la castaña parece no entender que ocurre y no lo hace hasta qué él vuelve a ofrecerle su mano, ella no tarda en entender y aún confusa la toma, el contacto es como el mejor de los revitalizantes.