Arrestado.

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- Vale, ¿y qué significa eso? - Exclame. -

- Eso significa qué eres la salida de muchos Jumper's. Eres la solución amigo. 

- Ok...

- Todos deben saber esto, vamos. 

- ¿A donde?

- A la central. 

  Tras hablar breve mente, nos subimos al Lada y comenzamos un rumbo diferente otra vez a la ciudad. El camino se hacia algo pesado al pasar las calles, todo se veía algo oscuro. Las personas caminaban viendo al suelo, no sé notaba vida en las calles de la ciudad. 

- Debo ir a casa. - Dijo Wendy mientras me tocaba el hombro desde el asiento trasero. -

- ¿Tienes padres? - Exclamo Aislam tras un breve silencio. - 

- Sí, debo ir ya a casa, estarán preocupados. 

- Es mejor qué me lleves Aislam. Debo explicar todo a ellos.

- Esta bien, pero trata de mantenerte oculto. No sabemos quien nos sigue. 

  Mientras las velocidades del coche retumbaban en las solitarias paredes, pasamos breve mente por el lugar del accidente. 

  La policía aún estaba allí. El pesar de pensar que David había muerto era demasiado para mi, y baje mi cabeza mientras cerraba los ojos. Pensando en lo peor. 

- ¡ADRIAN, MIRA ES DAVID! 

  Rápidamente me gire y note la camisa negra y el gorro qué distinguía David. Pero... 

- ¡PARA AISLAM! - Dije poniendo mi mano en el volante. 

  Baje, y corrí rápidamente a la ambulancia, donde David estaba sentado y un paramedico vendaba su brazo. 

- ¡DAVID! 

- Adrian... ¿Que pasa bro?... - Exclamo David con una sonrisa apenas perceptible. - 

- ¿Como estas?

- Esta bien, la bala dio en su brazo más no hay mucho daño más que hematomas y raspadura. - Dijo el paramedico mientras volteaba a verme. -  ¿Quien eres? Tienes las mismas heridas que el...

- Eh, soy su amigo... 

- Sí, tranquilo Doc. - Exclamo David. -

- Pero... ¿Por qué tienes esas heridas?

- Pues... 

- ¿Estabas con el a la hora del accidente? - Replico mientras se levantaba. -

  El miedo me invadía y oprimía mi pecho al saber el gran problema qué teníamos encima. 

- Sí. - Exclame. -

- Vale... Entonces debes decirme que sucedió. - Dijo una voz tras de mi. - 

  Un policía estaba detrás, sacando una pequeña libreta. 

- ¿Quien eres?...

- Soy Adrian Mora. 

- Vale, ¿como sucedió esto?

- Pues, estábamos algo intoxicados anoche y la bajada hizo que el coche perdiera los frenos. No puede controlarlo y terminamos aquí. 

- Ok, no mientas. Ay marcas de neumáticos allá, ¿los perseguían?

- No...

- Vale, ¿sabes algo del asesinato en la montaña?

- Eh... No... ¿Que asesinato?

- Roberto Torres y Kevin Morales murieron anoche tras una balasera. 

- Ok...

- Y encontramos el arma homicida en tu Bronco... 

- Eh... 

- Quedas arrestado por asesinato y burla  a la orden publica. 

- ¿Qué? 

- Sí, eres el mismo qué trato de despistarnos. Es la misma Bronco que bajo a una velocidad peligrosa por la cúspide, además todo apunta a ti... Los siento chico... 

  Las esposas estaban frías. Ahora mi  mente estaba en shock. Recordaba todo de manera clara.

  Mientras entraba a la patrulla pude ver como el Lada blanco se alejaba. 

 "Creo qué es mejor que se vayan" Pense. 

  Las luces rojas y azules volvían a mis ojos. Ahora estaba arrestado y tenia cargos encima, ¿que pasara conmigo?... 

- Vamos chico, no te ves como un asesino. Tus ojos no lo reflejan. - Dijo el conductor de la policía el cual era el mismo qué me interrogo instantes atrás. 

- Pe... 

- Calla, tranquilo. Te creo. Solo esperemos a qué te crean en la comisaria. 

  Tras algunos largos minutos llegamos a la comisaria, me trataron bien. Creo. Me sentaron una sala completamente gris donde solo 2 sillas y una mesa eran la decoración.

  Un oficial entro y se sentó frente a mi. 

- Hola. ¿Quien eres? - Dijo. -

- Soy Adrian Mora...

- Vale, pues no eres nadie. No tienes registros de nada. ¿De donde eres?

- De aquí, aquí nací. 

- Bien, pues no te creo. No tienes papeles. No existes en el sistema...

- ¿Lo siento?

- No, todo lo contrario. Iras a un albergue de menores a las afueras de Ciudad Playa hasta que tengamos tus registros y demuestres lo contrario a todo lo qué sucedió anoche.  

  Otro oficial me esposo nuevamente y me saco de la sala, llevando a la parte de atrás de la comisaria donde una camioneta negra me esperaba. 

  Esa camioneta... 

- No, espere... Debo... Debo ir al baño. - Dije mientras trataba de soltarme. -

- ¿Qué?, muy tarde niño. Las almas perdidas no pueden ir al baño... 




En otra dimensión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora