~BNHA one-shots x lectora~

Padres- Todoroki Shoto

El llanto de la pequeña os hizo despertar por sexta vez en menos de tres horas.

Shoto suspiró tallandose los ojos para luego sentarse en el borde de la cama.

–ya voy yo...— susurró bostezando.

—no...— dijiste alargando tu mano de forma perezosa— ya iré yo...

Haciendo caso nulo se levantó y se dirigió a la cuna para cargar a la niña en brazos de forma protectora. Meciendola de forma delicada y acercándose nuevamente a la cama.

—¿que tiene?— te preguntó sentandose otra vez.

—dame, supongo que querrá pecho...

Solamente llevaban dos meses con la pequeña alvina en casa, dos meses en los que apenas seguían despiertos por los efectos del café.

Tener que cuidar de una criatura era muchísimo más complicado de lo que habían pensado nunca.

Otro llanto te hizo bufar con cansancio.

—voy...

Cuidar de dos criaturas era aún peor.

Si, dos mellizos, una niña albina de ojos grises y un niño pelirrojo de ojos azules. Si para shoto, aquello llamado "paternidad" era un concepto nuevo, tener que enfrentarse al mundo de los padres con dos enanos era mucho más difícil que cualquier misión.

Su mayor miedo eran los pañales, dejando a parte las teteras que se había jurado tener bien alejadas.

Por que su un mocoso producía una cantidad exagerada de pañales sucios, dos era algo subrealista.

—_________ ¿como decías que se ataba esta cosa?— te preguntó desdel baño donde intentaba cambiar el pañal de kenji.

Te acercaste al baño con ayame en brazos, intentando que dejara de tirar de tu cabello.

—cariño va al revés— le señalaste entregándole a la niña para poder hacer tú el trabajo.

—¿como es posible que sepas tanto?— decía cargando a la pequeña que babeaba uno de sus pies— ¿estas cosas no vienen con instrucciones?

—en el paquete explica como se ponen.

—no, no. Yo digo los niños.

Negaste soltando una risita y ataste los últimos botoncitos del pantalón de kenji, cogiéndole en brazos y alzandolo delante de tu cara.

—pero mira que guapo que eres— le dijiste acercandolo a ti para repartirle muchos besos por la cara que le sacaban risas.

—¿y mi turno de que me des besos cuando llega?— intervino el bicolor.

—serás celoso.

En realidad no se le daba tan mal. Para todoroki, aquello era como vivir la infancia que nunca llegó a tener.

Por las mañanas podías verlo sentado delante del televisor con ambos niños sobre las piernas viendo tontas series animadas. Empanado ante las series infantiles que parecían hipnotizarlo tanto como a los pequeños.

También gustaba de jugar con los cubos de madera que se apilaban o con las maracas de colores chillones.

—¿shoto que haces?— le preguntaste entrando al salón, donde estaba el adulto agitando un pequeño huevo de color azul que hacia ruido. Y habría sido algo normal a no ser por que tanto kenji como ayme estaban durmiendo lo poco que necesitaban para recargar las ganas de llorar.

—¿yo?— dejó la maraca en el suelo haciéndose el indiferente— nada.

—¿estabas jugando con la maraca?