3.- Decisiones.

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Flashback.

Castiel entró al instituto cansado, no había dormido casi nada por estar componiendo una nueva melodía. Le había gustado realmente y esperaba que Lysandro pudiera escribirle una letra.

Observó al delegado que le jodía la existencia. El chico caminaba cargando varios papeles. 

El pelirrojo suspiró. ¿Cómo era posible que después de lo de Debrah aun le gustara tanto Nathaniel?

Recordó ese maldito día. Castiel se había decidido a dejar a Debrah para ir como se debe tras el delegado... pero todo se había ido al carajo en unos minutos.

Negó.

-Maldito delegado...

-¡Espera!- Observó como una chica de cabello negro y sonrisa nerviosa se acercaba a Nathaniel, quien la esperó y le sonrió amable.

-Sucrette ¿Que se te ofrece?

Los dos se quedaron hablando sonrientes mientras Castiel solo los observaba desde lejos.

Fin.

Castiel despertó y gruñó. 

La conversación con Amber le había afectado mucho. Hace años que no soñaba con el delegado.

Se quedó rendido en su cama. ¿Cómo era posible que en dos días todo en su vida se haya arruinado?

-Estúpida Sucrette, estúpida Amber y doblemente estúpido Nathaniel...

Se levantó y tomó su movil. Buscó en sus contactos y observó el nombre de Lysandro. No habían hablado hace meses, debido a que se habían enojado por que Castiel se negaba a aceptar que Lysandro dejara sus sueños solo por que "Que estuviera en la granja era lo que sus padres hubieran querido." 

Suspiró y marcó. El celular sonó hasta que lo mandó a buzón.

Colgó.

¿Tanto se había enojado?

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Sucrette salió corriendo de la cafetería y se dirigió a la universidad. Por estar pensando en todo menos en la escuela, había tenido que hacer tarea en su turno y su jefa casi la había atrapado, pero no había sido así gracias a Hyun.

-Pero que tenemos aquí.- Rosalya sonrió divertida.- ¿Tarde a clase?

-Mucho...- La chica suspiró.

-Bien, te salvas por ahora de hablar sobre Nathaniel.

-¿Qué?- Sucrette suspiró.- ¿Que tienen todos con Nathaniel? Priya casi me come viva cuando me vio llegar con el al concierto.

-Ya te dije.- Rosalya se cruzó de brazos.- Ahorrate todo y alejate de él.

-¿Por qué? Necesito una explicación.

-Solo confía en mi. Alejate de él... y enfoquemonos en Hyun.-

La azabache negó rendida. A Rosalya ya se loe había metido una idea clara en la mente y no se la iba a sacar con nada.

-Sucrette.

Las dos chicas voltearon. 

Enseguida Rosalya tomó del brazo a Sucrette.

-Te acompaño a tu clase.

-¿Podemos hablar?- Nathaniel ignoró el comentario de Rosalya.

-Si.

-¿No ibas tarde a clase?- Rosalya insistió.

Sucrette observó a su amiga molesta.

-Es la optativa.

-¿Y? 

-Olvidalo...- Nathaniel se dio media vuelta y comenzó a alejarse. Si Sucrette decidía soportar a esa pesada, el no se quedaría para aguantar sus estúpidos comentarios. Rosalya, como todos en la universidad, no sabían nada de su vida pero se creían con autoridad moral para juzgarlo.

Salió de la universidad enojado, se acercó a un árbol y lo pateó.

Por más que su nuevo ser fuera duro, no podía evitar sentirse minimizado y solo cada que un idiota del instituto lo juzgaba. ¡Que fácil era ver a alguien sin saber todo lo que había pasado y hablar mal de él por donde estaba actualmente sin saber por que ni como!

-¡Aggggh!- Soltó otra patada, el peso de su cuerpo le ganó y cayó al suelo de espalda.

-Wow...

Se incorporó un poco y observó a Castiel. El pelirrojo ladeó la cabeza y lo observó sin decir nada.

-¿Qué?- Nathaniel lo retó, pero no recibió respuesta de Castiel.- Si te vas a reír hazlo ya para poder partirte la cara de una vez.

El pelirrojo observó alrededor. Por suerte no había nadie cerca o con la mala fama del rubio alguien ya hubiera llamado al rector.

-¡Lo que vayas a hacer hazlo de una vez!- Nathaniel gritó aun en el suelo.- ¡Y si quieres después de burlarte puedes ir con Rosalya y hablar mal de mi como todos ustedes disfrutan tanto!

Castiel asintió. Esa faceta afectada del rubio no la había visto desde que entraron a la universidad... bueno, una vez.

Dio unos pasos más hacia el rubio y le tendió la mano. Nathaniel lo observó sorprendido unos segundos.

-¿Es una broma?

Castiel negó.

-Vamos.

Nathaniel pensó unos segundos antes de tomar la mano de Castiel aún dudoso. Duraron unos segundos tomados de la mano. Castiel sonrió de lado y ayudó al rubio a levantarse.

Se soltaron y Nathaniel comenzó a sacudirse.

Castiel lo observó detenidamente. Muchas cosas se decían de Nathaniel y muchas de esas cosas Castiel las había confirmado, pero aun con esa fama y ese nuevo estilo, el rubio siempre traía su ropa limpia, su cabello arreglado y aun olía a esa loción que usaba desde el instituto.

Sonrió. Aún era ese delegado nervioso. No necesitaba mucho más para saberlo.

-¿Divertido?- Nathaniel soltó enojado de nuevo.

Castiel salió de sus pensamientos y lo observó a la cara.

-¿Que?

El rubio suspiró.

-Nada... adiós.

Castiel pensó en Amber, la chica tenía razón, era ahora o nunca.

-¡Espera!- Corrió al rubio y lo tomó de la muñeca. Nathaniel regresó la vista algo confundido.

-¿Ahora qué?

-¿Ya desayunaste?

El rubio observó aún más extrañado a Castiel, no había ni un rastro de burla en él, tampoco lo estaba juzgando.

-...No...

-Yo tampoco... - Castiel observó a la calle. ¿En serio estaba haciendo eso?- Abrieron una cafetería cerca... ah...tienen unos especiales muy buenos...

-¿Es donde trabaja Sucrette?

Castiel negó poniendo un perfil más serio. Ese nombre en los labios de Nathaniel era molesto.

Nathaniel observó su reloj.

-...Suena bien. 

Castiel asintió.

-Vamos...

Empezaron a caminar con una distancia de al menos un metro entre ellos.

Un celular sonó y Nathaniel lo sacó rápidamente. Era un mensaje.

"Sucrette.

-¿Me dirás que pasa contigo? No entiendo nada... pero quiero entenderte."

Amor Y Tiempo. [Castiel x Nathaniel] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora