Huir

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A las 4:12 p. m. una camioneta Volkswagen de carga pasó a gran velocidad por la Avenida Interestatal, saliendo del Estado por los caminos verdes. El conductor es uno de los sospechosos del asesinato de Bárbara Smith. Según los investigadores, su comportamiento y repentina salida de la ciudad hace parecer que huía de algo o de alguien.

Un policía que patrulló esa tarde cerca de la avenida, observó que una camioneta pasó a alta velocidad. Por dicha ruta no es normal conducir fuera de los límites indicados, ya que puede traer como consecuencia una multa.

El Oficial detuvo al conductor por andar fuera de los límites autorizados. Se acercó a la ventana de la camioneta y se percató que el joven conductor está siendo investigado por un asesinato. Además, al registrar el automóvil, luego de detenerlo a un lado de la vía, se dio cuenta que llevaba cuatro maletas llenas de sus pertenencias.

—¿Para dónde se dirige? —le interrogó el Oficial con frialdad.

—Voy a visitar a... una amiga —titubeó, aunque se mostró desafiante.

—Usted sabe que no puede salir de la ciudad —le recordó el Oficial con firmeza—, y si desea hacerlo, tiene que consultarlo.

—¡Maldita sea! —exclamó en un grito, mientras golpeó el volante— ¡Que joder con la muerta!

—Bájese del automóvil—lo interrumpió el Oficial de la Policía, esperando afuera a que salga el joven—, me acompañará a la comisaría.

El sospechoso, sin más que decir, se bajó del carro. Lo esposaron y se montó en la patrulla. Otro Oficial se encargó de la camioneta y la condujo a la comisaría como evidencia.

—Deberías de comenzar a rezar —le susurró el Oficial dentro de la patrulla. El sospechoso estuvo molesto y no le dio la mirada al policía—. De éste no sales.

El sospechoso guardó silencio. Mientras miró durante el trayecto hacia la ventana de la patrulla, se preparó mentalmente para ser nombrado culpable.


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Fuego entre mis venasWhere stories live. Discover now