Capítulo dos

925 137 16
                                    

Narrador.- 

Sin saber realmente por qué y sin prestar demasiada atención a su alrededor, incluso ignorando sin querer a su hermano, Reaper se acercó a la sección, igual que antes en la tienda de antigüedades, algo lo llamaba fuertemente, casi lo hacía sentir mareado. - ¿Hermano? ¿Algo te llamo la atención?

Miró fijamente la flor, con la voz de Papyrus desvaneciéndose en el fondo de su mente, era exactamente la misma que la que tenía en casa, solo que esa no tenía ninguna inscripción, podía ver cómo brillaba, como si intentara decirle algo, y algo extraño comenzó a formarse en su pecho, algo que se sentía mal, igual que al ver algo que era solo un poco alejado de lo humano, había algo mal pero no podría decir exactamente que era, algo simplemente lo inquietaba...

- ¡Hermano! 

- ¿Uh?, ¿Pap? - Papyrus lo miró aliviado, mientras recuperaba el aliento, como si acabara de correr. 

- ¡Sans!, me preocupaste, ¡no me respondías y solo te alejabas!, ¿¡estás bien!? - Reaper rascó su nuca y lo miró sonriendo, intentando quitarse la extraña sensación de encima. - Perdón, solo me distraje un momento.

Papyrus lo miró preocupado. - ¡No hagas eso, me preocupaste mucho! 

Reaper solo rio, quería decir algo para hacerlo sentir mejor pero nada le vino a la mente,  por suerte el resto del tiempo en el museo transcurrió de manera normal, aunque tan silencioso como cabría esperar, cuando terminaron, ambos se dirigieron al auto y Reaper llevó a Papyrus de regreso a casa.

Papyrus le dio un abrazo de despedida, como siempre solía hacer, acompañando de su usual sonrisa que intentaba ocultar la tristeza de que ya no viviera con él, y entró en la casa, Reaper volvió a su propio hogar, intentando ocultar la culpa que lo hacía sentir.

Cuando estaba por abrir la puerta, escuchó un susurro, leve pero suficiente para asustarlo, ¿quién había entrado en su casa?, miró a su alrededor para ver si había algo con lo que pudiera defenderse, encontró un pequeño palo de madera, al menos era mejor que nada.

Abrió la puerta con cuidado, encendió las luces y no vio nada, comenzó a caminar sigilosamente, vio que la flor de cristal se había caído, pero extrañamente no tenía un solo rasguño, era más resistente de lo que pensó, la levantó y la dejó en su lugar, siguió caminando hasta llegar a un cuarto donde solo tenía un espejo y unas cuantas cajas con cosas viejas, era un pequeño almacén, la luz estaba apagada pero pudo divisar una sombra, allí estaba, parecía estar de espaldas, así que se acercó con cuidado y rápidamente dio el golpe.

Pero no golpeó nada, solo pareció traspasarlo, perdió el balance ante la sorpresa, cayendo de espaldas y vio cómo la luz se encendía, la figura lo miró con nerviosismo.

Se quedó mirando, era una persona igual a él, bueno, no igual pero sí muy parecido, pudo darse cuenta de que tenía un parche en su ojo derecho y, además, se veía algo "transparente".

—¿Pero qué mier...?


La figura seguía mirándolo asustado, su respiración se agitaba. —¿Dónde...? ¿Dónde estoy? ¿Quién eres?


Reaper suspiró, ni siquiera parecía tangible. Decidió volver a comprobarlo, intentando tocarlo con el palo, pero lo atravesó igual que antes. Mientras esa "persona" seguía haciendo preguntas, miró al espejo, solo podía verse a sí mismo. —Está decidido, me volví loco, me iré a dormir y mañana voy al psicólogo.

Se fue a su cuarto ignorando a esa cosa, lo que sea que fuera, seguro solo era una halucinación, si, dormir lo pondría mejor, siempre lo hacía.


Un fantasma en el cristal (Afterdeath)Where stories live. Discover now