C u a r e n t a y u n o

60K 7.5K 2.5K
                                    

Capítulo dedicado a la bella AlondraRMH porque antes de irme comentó TODOS los santos días y porque me apoyó muchos después de mi retiro.

Te lo debía, chiquis (ノ◕ヮ◕)ノ*:・゚✧ 

***


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Aldana, ¿podemos hablar? ¿Me enseñas alguna receta? ¿Hacemos algo por muy insignificante que sea?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Aldana, ¿podemos hablar? ¿Me enseñas alguna receta? ¿Hacemos algo por muy insignificante que sea?

Aldana mostró la expresión que cualquier persona siendo atropellada por preguntas sin sentido podría tener. Sus cejas arqueadas luego de unos segundos se arrugaron en conjunto con su frente.

—Lo siento, Onne, tengo algunos problemas en casa y no puedo quedarme. Es una reunión familiar.

La decepción de su respuesta pesó en mí más de lo esperado.

—¿Sucedió algo? —preguntó de manera inesperada. La perspicacia de ella siempre tan despierta.

—Claus quiere hablar conmigo.

—Dile que no.

—Ojalá fuese tan sencillo; ese chico insistirá hasta que le diga que sí. No sé qué hacer, no quiero verlo. Apuesto a que es capaz de detener el bus donde me marcho con el fin de poder hablar.

En parte esto era cierto, Claus Gilbertson era demasiado insistente, por ende, un «no» como respuesta sería un «me lo pensaré» o un «convénceme y te diré que sí». Sin embargo, más allá de su poca aceptación a una respuesta que no le apetecía obtener, existía la verdad que tanto me negaba a creer y decir abiertamente: le temía. Odiaba a Claus porque él despertaba en mí un temor que no quería padecer pero que allí estaba cuando pensaba en todas las veces que tuve que soportarlo; porque frente a él parecía una chica indefensa que solo se escudaba en sarcasmo y palabras cortantes para no demostrarlo, pero que muy en el fondo sabía que ese resquemor era evidente. Le temía por múltiples razones y lo odiaba por muchas otras, pero ninguna de estas razones figuraba de manera tan alarmante como su forma de manipulación y la ventaja que tomaba sobre mí siempre que podía.

Díselo a la Luna ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora