T r e i n t a y t r e s

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Capítulo dedicado a alisia123456789 por su trailer :D VÉANLO, ES UNA ORDEN.


Mi fatídica tarde mantuvo mi lado más sensible a flote, con el picor en mis ojos, el nudo en mi pecho se agrandaba para dificultad mi respiración, mis labios rectos soportando la amarga sensación que se quedó después de mi acusación

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Mi fatídica tarde mantuvo mi lado más sensible a flote, con el picor en mis ojos, el nudo en mi pecho se agrandaba para dificultad mi respiración, mis labios rectos soportando la amarga sensación que se quedó después de mi acusación. Luego permaneció el sentir que llamaba al llanto por cosas tan simples como que las ocupadas personas del metro pasaran de mí. Los pasos que daba tentaban una caída, el desplome tras el impacto. Abrir mis ojos jamás dolió tanto, nunca creí que me ardería.

Se oye como una idiotez, lo sé, pero bien dicen que la verdad duele y la decepción... Cuántas personas no habían decidido ponerle un punto final a su vida por una decepción. Yo lo hice, yo tomé la determinación de decirle adiós a todo y todos en una caída larga que continuaría en el más allá. Lo recordé estando en el metro, ¿y sabes qué me dolió más? Saber que decidí darle una segunda oportunidad a la vida porque, en ese puente, Rust apareció para mostrarme las cosas buenas, y entendí que nuestra historia se repetiría, y que luego acabaría... Todo siguiendo su ciclo.

Por supuesto, la acumulación de cosas que tenía para ese viaje no puede compararse con una decepción amorosa. De todas maneras, lo asimilé igual.

Al llegar al barrio de Aldana tuve que adoptar la mejor de mis caras. Y adivina qué: las chicas habían decidido ver una película romántica que acaba con los protagonistas separados después de prometerse amor. El crac seguro se oyó por toda la sala, y créeme, no eran las frituras, era mi corazón bombeando con fuerza y mis pulmones clamando respirar más de prisa. Te lo digo yo: hay que ser un ser depravado y morboso para pintarnos la historia perfecta y romper nuestro corazón al final.

No obstante, aproveché el final de la película para soltar un par de lágrimas que amenazaban con salir desde que esperaba el metro en la estación.

—Dios... —murmuraba Rowin, entonces llegaron los créditos—: ¡Es terrible!

—No puede terminar así —repetía María, incrédula—, ella debió esperarlo.

—Me duele el corazón. —Sindy, la reina del drama, llevó su mano al pecho—. ¿¡Por qué, chica!? —exclamó despeinándose—. ¡Tú dijiste que lo amarías siempre!

Gritarle a la pantalla del televisor siempre me resultó ridículo la verdad, aunque ese viernes lo creí justo.

Yo también deseaba lanzar una papita frita a la pantalla para descargar mi inconformismo, pero ahí estaba, secando mis ojos con la manga de mi chaqueta. Aldi usó sus dotes fisonomistas, su grandiosa habilidad para ver lo que para otros pasa desapercibido. Me estudió como una analista experimentada en años y supo que algo andaba mal conmigo en realidad, que tanto sollozo iba dirigido a algo más.

Díselo a la Luna ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora