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La clave era Lissa.

La madriguera había sido envuelta por un aroma a tostadas y dulces.
Harry y Ron estaban sentado en la mesa.

—Adoro la comida de tu mamá. —Sonrió Harry. Comiendo una rebanada de pastel.

—Si, yo también adoro la comida de mi mamá pero ni comer puedo ahora.

—Oh. Yo, si quieres te doy un poco.

—Tranquilo compañero, tu comes por dos. Y aunque me duela admitirlo, yo puedo esperar.

Hermione se sentó a la silla que estaba en frente de Harry, sostenía un libro sobre cómo hacer los mejores vestidos para niñas.

—¿Dónde está Draco? —Preguntó de pronto Harry, extrañando de no haber visto a su esposo desde hacía unas horas.

—Creo que estaba con George, Fred y Ginny. —Contestó Hermione, quien los había visto desde la ventana.

—¿Juntos? ¿Y siguen con vida? —Preguntó con diversión, mezclada con preocupación.

—Ya son grandes. No hay que preocuparse. —Convenció la castaña.

En efecto, los chicos se estaban divirtiendo. Compitiendo mientras volaban. Fortaleciendo lazos, aunque la mitad del tiempo se sintieran incómodos.

Cerca de las cuatro de la tarde Molly Weasley llamó a todos a servirse los pasteles que había preparado.
Harry y Draco se sentaron uno al lado del otro, mientras el chico de ojos verdes apoyaba su cabeza en su hombro. Y el rubio bebía una taza de té, tal vez el té más delicioso que había probado.

Entre las risas de la tarde, Harry se sintió cansado. Causando que al tocar la cama su cuerpo cayó hacia el vacío del tentador sueño.
Draco llegó a su lado unos minutos más tarde, murmurando lo mucho que le dolían los pies. Dio varias vueltas, hasta que encontró su pijama, luego miró a su esposo, notando que se había dormido sin cambiarse.
El rubio con unos ágiles movimientos de varita logro deshacerse de la ropa y poner en su lugar un cómodo pijama.
Por último, beso con cariño los labios del chico. Acostándose a su lado, abrazándolo.

Aunque algo arruinaría los planes de una noche relajada y tranquila.

Harry se removió incómodo en la cama, despertado de un tirón. Tardó unos minutos en ubicarse, mirando la habitación, y mirando a la persona que respiraba tranquilamente a su lado. Lissa había comenzado a patear de tal manera que había interrumpido el sueño de Harry por completo.
Se levantó de la cama, mientras su respiración se hacía más pesada.

—Joder. —Susurró.

Había olvido ese malestar de no poder dormir y ser paciente ante las pataditas de su hija.

Caminó durante unos minutos por la habitación, masajeando su vientre para que su bebé se calmará y así, lograr dormir sin interrupciones, hasta la mañana siguiente cuando los gritos de Ron lo despertaron seguidos de los reclamos de Ginny.

—¡Yo no puse esa araña en tu habitación, Ron! —Gritó la chica.

Cuando Harry se levantó, noto que Draco no estaba a su lado. Posiblemente se había despertado y salido mucho antes.
Realmente era así, Draco se encontraba tomando café, sentado en las afueras de la madriguera.

—Buen día, Ron. ¿Quitaste la araña de tu habitación? —Preguntó con burla Harry, mirando al pelirrojo, cuando bajó hacia el comedor.

—Compañero, las arañas son aterradoras. Y Fred y George nunca se cansarán de usarme como su víctima.

Harry solo rió, su risa cantaría asombro a Ron y Ginny, quien acaba de entrar, era tan diferente a la habitual. Pero no era algo malo, si no... Simplemente muy tranquilizadora.

Todos ayudaron a Molly a poner la mesa, acomodándose unos al lado del otro, como lo habían hecho durante los días que todos estaban ahí.
Malfoy entró dejando la taza en el lavadero, acercándose a Harry para besar su frente. Todos se habían acostumbrado a eso, como también al vientre de su amigo Gryffindor.

Mientras Arthur se reía de una broma hecha por gemelos, Harry dejó de comer y escuchar la conversación que envolvía la mesa. Se detuvo y buscó con la mirada a su esposo, el cual se encontraba sentado en un sofá.

Harry mordió su labio y miró despacio hacia su vientre, sintiendo como algo mojaba sus pantalones.

—Draco. —Susurró, su voz apenas logró ser escuchada entre tanto bullicio. — ¡Draco, Lissa! —Exclamó fuerte.

El rubio lo miró de pronto, alzando una ceja. Preguntado porqué había nombrado a su hija.

—Es un lindo nombre, y ya lo decidimos. —Dijo Malfoy.

—¡No! ¡Lissa! —Chilló desesperado, porque de pronto el miedo lo había consumido y las palabras se le habían olvidado.

—Harry.... Si no te agrada el nombre.

El resto de personas miraban a Harry, mientras silenciaban su ruido.

—¡Merlín, va a nacer!

—¡¿Ahora?! — Exclamó Hermione, quien de pronto olvidó incluso hasta su nombre.

—¡Ahora!

Y tras eso, todos se levantaron de la mesa. Arthur, Molly y Hermione corrieron hacia Harry.
Ron y Draco se quedaron inmóviles, uno más pálido y asustado que el otro.

Los gemelos comenzaron a correr, siendo ellos encargados del transporte.

—¡Ron! —Gritó Ginny. — Ve por el bolso.

Tras eso, Ron salió de su transe haciendo un accio para el bolso.

Ginny volvió a hablar:

—Malfoy, ¡Malfoy!

Y tal vez en otro tiempo el actuar de Draco Malfoy seria gracioso, ahora solo aturdía porque parecía perdido.

Draco se acercó a su esposo y este sostuvo su mano con fuerza, mientras Molly le pedía respirar a Harry, y el rubio respiraba agitadamente en su lugar.

Al llegar al hospital Draco aguardó en la sala de espera y quizás por primera vez, un recién nacido tenia a tanta gente esperando su llegada.

Draco se mordía las uñas y Lucius lo miraba mal. Draco daba vuelta por la sala y Narcissa le decía que se calmará. Más allá Severus se preguntaba qué hacía él ahí, luego recordaba que era por la hija de su ahijado. Sirius discutía con Remus, Pansy hablaba sobre como seria la bebé en un futuro con un despistado Blaise, más allá había un Theo demasiado dormido en realidad, como para siquiera saber qué estaba pasando, Crabbe y Goyle estaban sumamente pálidos, nunca antes habían estado en el parto de algún conocido.

Así pasaron unas horas, dado que el parto masculino requería muchas precauciones.

Cuando el doctor decidió que podían pasar a visitar a ambos pacientes, una larga fila se formó, dejando claramente como principal y final "invitado" al esposo y padre.

—Quién lo diría, Harry Potter siempre será especial. —Dijo con una sonrisa Albus.

—Usted tiene secretos, y a veces juega demasiado sucio. —Murmuró la profesora MaGonagall. Esperando su turno para conocer a la bebé.

—A veces se deben tomar medias drásticas para corazones que no creen en el amor.

Serpiente En Apuros. |1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora