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Draco se encontraba incómodo.
Primero que nada, a él lo habían llevado con su jefe de casa. Porque según el director primero lo hablarían con sus familias para luego hablar todos en conjunto.
Por ello estaba ahí, sintiendo la mirada asesina de Snape. Era evidente, ¿Qué imagen daba de si mismo? Pero lo que más incomodaba al rubio, aparte de la mirada y el silencio. Era la forma en la que se lo diría a sus padres.

Bueno, Lucius había cambiado un poco. Después de que Harry apelara a favor de los Malfoy por ayudarlo y ponerse de su lado.

Pero eso no quería decir que el agradecimiento —El cual no expresaría en voz alta. —Era tanto como para querer un nieto de Potter.
Tragó saliva cuando los sintió.
Ambos aparecieron, tan elegantes. Claramente pensando miles de cosas, todas totalmente alejadas de la realidad.

—¿Qué sucedió con mi hijo? —Preguntó Narcissa, acercándose al rubio quien estaba parado.

—Que se lo diga el muchacho. Si me permiten, los dejaré a solas. —Dijo Severus, lanzandole una última mirada a Draco.

Se sentía realmente atrapado.

¿Estaba correcto decir que  una noche quiso pasarla bien, y terminó haciéndolo con Potter, por el simple hecho de que creyó que estaba alucinando y solo se trataba de alguna chica? No, debía buscar algo mejor.

—¿Qué sucede, Draco? —Esta vez preguntó Lucius. Ahora sus padres estaban frente a él.

—Se ven bien. —Atinó a decir, suspiró para mirarlos un momento. — Van a ser abuelos.

—¡¿Qué?! —Exclamó Narcissa.

—Imaginé eso. Y Potter es quien lleva a la criatura. —Dijo sin rodeos.

—¡¿Qué?! —Esta vez fue Lucius quien gritó. Totalmente horrorizado.

Narcissa pestañeo varias veces, buscando la burla en los ojos grises de su hijo. Burla que lamentablemente no encontró.

—No puede ser. —Susurró la mujer llevando una mano a su boca, miró a su esposo. Que todavía seguía con una expresión de horror.

—Potter esta embarazado. —Meditó Lucius. — Embarazado . —Volvió a decir.

—Si, padre. —Asintió Draco.

—Por merlín Draco, nos acabas de cagar la raza. —Espetó el hombre.

—¡Lucius! —Exclamó Narcissa.

Luego de unos minutos de asimilación. Y unos en donde Lucius trato de no lanzarle cosas a su hijo, caminaron hacia donde estaba el  director. Para hablar todos juntos.
Aquello le horrorizó más al hombre, quien por cierto, ya había aceptado ser abuelo.

Por otro lado a Harry se le estaba haciendo difícil la situación. No sabía como decirlo. Ambos estaban solos en la oficina del director.

—Harry, ya dime de una vez. —Dijo desesperado el hombre. — Si te han castigado no me voy a enojar.

Harry lo miró un momento, necesitaba ser valiente.

—¡Estoy embarazado! —Dijo cerrando sus ojos.

—Te dije que no me iba... Espera, alto ahí. Espera. ¡¿Cómo?! ¡¿Es una broma?! ¡¿Quién es el maldito?! ¡¿Quién?!

—Calmate. —Trató de relajar a su padrino. — Ves, te has alterado.

—¡¿Cómo esperas que me calme?! ¡Eres prácticamente mi hijo! ¡Mierda, que castro al inútil! —Exclamó con furia, Harry trato de tomar sus manos para calmarlo, justo en el momento que los tres Malfoy entraban por la puerta.

Draco realmente se tomó en serio lo de morir. Ya estaba pensando en como lo iban a matar.

Los cinco se miraron un momento.

—Bueno. —Habló Narcissa. — Ahora somos una familia, bienvenido joven Potter. —Sonrió, mientras caminaba a abrazarlo.

—¡No juegues! —Dijo Sirius mirando a Draco.— De esta no te salvas, niño. Si me permites Malfoy, tu hijo merece ser castrado.

Sin previo aviso Draco se encontraba corriendo por los pasillos, con ninguna pizca de elegancia. Pues a unos metros Sirius se encontraba siguiéndolo, no necesariamente iba a usar magia.

Suerte o tal vez no suerte,  que los alumnos estaban en clases. Pero los cuadros disfrutaban el espectáculo.

—¡Te voy a castrar, Malfoy!

Supo que la había cagado. Pero se sentía  un triunfador.
Tal vez en lugar de despejar su mente, terminó por realizar su sentencia de muerte.

Y es que una simple cosa que inició como una forma de calmar la mente, terminó por unir a dos jurados enemigos. Que quizás en realidad no eran más que dos niños demasiado asustados para admitir que esos "Te odio" simplemente eran su forma de decir "Te amo".

Harry se encontraba asustado por lo que su padrino podía hacerle al chico rubio.
Lucius se encontraba en un rincón meditando lo que vendría. Entre todos, parecía que Narcissa era la única feliz, ¿Cómo no? Iba a ser abuela. Y ella se encargaría personalmente del tratado de Harry y su nieto.
Y por ser Harry Potter, el colegio se acomodaría los meses que quedaban para que pudiese terminar sus estudios.

Por eso el director propuso una habitación única para los jóvenes padres. Cuando llegó a su oficina.

La noticia de todo lo sucedido y la afirmación del padre del bebé de Harry, quizás impacto un poco más a Ron y Hermione. Que como amigos de Harry fueron a donde estaba él. Y por ser precisamente Ron, y Hermione era que se unieron en la misión "Capturar a la serpiente... Y castrarla" impuesta por Sirius Black que aún seguía a Draco Malfoy, pero esta vez con dos Gryffindor a su lado.

A veces Harry tan solo pedía un poco de normalidad en su vida. Un poco, nada más.

—Joven, Potter. —Dijo Narcissa, lista para irse junto a su esposo. — Mañana vendré a verle. De seguro necesita la experiencia en estos casos.

El Malfoy mayor miró al chico de lentes un momento.

—Potter. Espero y que mi hijo siga vivo. Después de todo... No sería conveniente que le contase a mi nieto que su padre murió a manos de tres... Elocuentes personas. Cuidese.

Con esas palabras supo, que a pesar del carácter del hombre. Igual se encontraba feliz por un nuevo miembro a la familia Malfoy.

Serpiente En Apuros. |1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora