15

32.8K 3.2K 1.3K
                                    

En la sala de la gran mansión Narcissa se encontraba mirando un par de telas, junto a una muchacha que sostenía otras tantas telas.

Hacia una semana que los jóvenes habían llegado a la mansión y la mujer pregunto curiosa, acerca de la boda. Aquel día Harry se mordió el labio, realmente no se imaginaba casado y más embarazado a esa edad, por eso  sentía que organizar la boda no era realmente algo que él podía hacer, y por ello le pidió a Narcissa si podía organizarla. La mujer había sonriendo gustosa pero el único requisito era que no fuera algo tan extravagante, ni grande. Solo algo sencillo.

Y en secreto Draco sabia que entendía su madre por sencillo pero decidió que no metería la pata en esos asuntos.

Y ahora en el salón, la Malfoy no podía decidir el color de los manteles.

—¿Blanco pastel o blanco neutro? —Murmuró para si misma.

—Creo que el blanco pastel es una buena opción, señora Malfoy. —Propuso la muchacha que sostenía otras telas.

Narcissa hizo una pausa asintiendo.

Mientras que en la habitación del rubio joven, la pareja se encontraba abrazada. Sabiendo desde ya que era muy tarde pero no había problema con quedarse en la cama.... Tal vez.

—Harry, debo bajar. —Dijo Draco, intentado quitar los brazos de Potter que le abrazaban.

—No, no. Quedate un ratito más. —Hizo un puchero.— Por favor, ¿si? —Dijo ya a milímetros de los labios del rubio.

Harry comenzó a dar pequeños besos en los labios de Draco. Besos que de un momento a otro subieron de intensidad.
El Gryffindor se encontraba acariciando los brazos del Slytherin.
Pero de pronto todo el encanto se esfumó cuando Draco detuvo las inquietas manos de Potter que habían bajado para acariciar su entre pierna.

—Harry, no. —Dijo con toda la serenidad que pudo encontrar en ese momento.

—¿Acaso no quieres que te toque? —Preguntó dolido, acomodándose en la cama mientras se sentaba.

—Me encantaría, pero no es adecuado. —Se mordió el labio.— Tampoco es adecuado que te haga todas las cosas que quiero hacerte.

El chico de ojos verdes bufo, mientras se cruzaba de brazos. Draco rodó los ojos para luego sonreír y levantarse.
Para  ir hacia el baño, y en unos breves minutos la pareja se encontraba dándose una ducha juntos, aunque Draco se encargaba de darle uno que otro masaje a Harry.

Luego de que estuvieron completamente listos, bajaron hacia la sala. Ya habían desayunado pero a Potter se le antojaba comer alguna tortita.

Cabe decir que los primeros meses vivirían en la mansión Malfoy y luego formarían su propio hogar, buscando alguna casa. En la mansión ya había una habitación exclusiva para la pequeña que venía en camino.

—¡Oh! ¡Querido Harry! —Exclamó Narcissa caminando hacia el chico, dándole un cálido abrazo. — He elegido el color de los manteles para las mesas en la fiesta.

La mujer se encaminó hacia las telas y le mostró el blanco pastel.

—Blanco. Si me gusta el blanco. —Sonrió.

—No Harry. Este color es un blanco pastel.

Potter alzó una ceja mirando la tela, estaba seguro de que era un blanco cualquiera, miró a Draco quien esquivo su mirada y fingió estar viendo las flores.

—Pero bueno Harry, no debes permanecer tanto de pie. —Dijo Narcissa acercándose al chico.

Draco sonrió mientras la chica que tenia las flores, le preguntó cuál le gustaría, ya que a petición de la señora él podía elegir.
Mientras la chica se acercaba con unos tulipanes hacia el rubio, Harry fruncia el ceño ante tan repentina cercanía. Se levantó de la silla donde hace un momento había estado sentado, mientras escribía algunos nombres de sus invitados.

—Amor. —Dijo sonriendo, mientras se acomodaba al medio del rubio y la chica mientras abrazaba a Draco. — Te amo.

—Yo también te amo. —Dijo mientras correspondía el beso. Olvidando que estaban en medio de la sala, ignorando las miradas. La chica de las flores tosió totalmente incomoda.

—Disculpe, pero... —Intentó buscar palabras.

—Creo que las margaritas son lindas. —Comenzó a decir Harry, alejándose de Draco.— También podrían haber rosas rojas y... Orquídeas. Si es posible orquídeas azules. —Sonrió y se marchó, no sin antes, tomar la mano del rubio, mientras se encaminaban hacia la mesa. — Hagamos esto juntos.

—Claro. —Sonrió de lado, mientras se sentaba en una silla junto a Harry.— ¿Así que... Celoso, Potter? —Preguntó con burla en un tono bajo.

—Callate, Malfoy. —Susurró con rabia.

—Pronto seras también un Malfoy.

—Y eso me convertirá en tu mejor hazaña.

—¿Mi mejor hazaña? —Alzó una ceja, algo confundido.

—Olvidalo. —Suspiró. — ¿Comenzamos por los chicos de plata? ¿No? —Draco asintió, para luego comenzar a anotar sus invitados. Los demás serian invitados que Narcissa elegiría con precaución.

Pero a pesar de la calidez del momento, Harry no podía evitar sentirse celoso respecto a las brujas que se encontraban en la mansión siendo parte también de la organización. Harry sentía que todas eran más bonitas que él, y mientras parecía deprimirse con pensamientos como ese e historia ridículas creadas por su imaginación, Draco lo miraba con una cara de un completo idiota enamorado.

Esta bien, el embarazo hacia a Potter no notar como tenia al Slytherin que parecía imposible de enamorar.

Pero a pesar de todo el momento esperado del día había llegado: la cena.
En ella habían múltiples charlas y las mejores de ellas eran las que contaba Lucius.

Serpiente En Apuros. |1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora